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Las '''serpientes''' ''('''Serpentes''')'' u '''ofidios''' ''('''Ophidia''')'' son un [[orden (biología)|suborden]] de [[saurópsido]]s (reptiles) [[diápsido]]s pertenecientes al orden [[Squamata]], caracterizado por la ausencia de [[pata]]s y el cuerpo muy alargado. |
Las '''serpientes''' ''('''Serpentes''')'' u '''ofidios''' ''('''Ophidia''')'' son un [[orden (biología)|suborden]] de [[saurópsido]]s (reptiles) [[diápsido]]s pertenecientes al orden [[Squamata]], caracterizado por la ausencia de [[pata]]s y el cuerpo muy alargado. |
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Se originaron en el [[período geológico|período]] [[Cretácico]]. |
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Tienen 4 patas 3 orejas y un ocico para cuando comen asadico maño. |
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Las serpientes se caracterizan por la ausencia de extremidades y cuerpo alargado. |
Las serpientes se caracterizan por la ausencia de extremidades y cuerpo alargado. |
Revisión del 14:42 11 jun 2009
Serpentes | ||
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Rango temporal: Cretácico: Presente | ||
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Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Subfilo: | Vertebrata | |
Clase: | Sauropsida | |
Subclase: | Diapsida | |
Superorden: | Lepidosauria | |
Orden: | Squamata | |
Suborden: |
Serpentes Linnaeus, 1758 | |
Distribución | ||
Infraórdenes y familias | ||
Las serpientes (Serpentes) u ofidios (Ophidia) son un suborden de saurópsidos (reptiles) diápsidos pertenecientes al orden Squamata, caracterizado por la ausencia de patas y el cuerpo muy alargado. Se originaron en el período Cretácico.
Las serpientes se caracterizan por la ausencia de extremidades y cuerpo alargado. Algunas poseen mordeduras venenosas que utilizan para matar a sus presas antes de ingerirlas. Otras serpientes matan a sus presas por constricción, por ejemplo estrangulación. La herpetología es la ciencia que se ocupa de su estudio.
Evidentemente, las serpientes derivan de algún tipo de lagarto, pero los detalles concretos de su origen no están claros.[1]
Características
Piel
La piel de la serpiente está recubierta por escamas. La mayoría de las serpientes utilizan escamas especializadas de la parte ventral para desplazarse, aferrándose con ellas a las superficies. Sus párpados se encuentran permanentemente cerrados, pero son en realidad escamas transparentes. Las serpientes cambian de piel periódicamente. A diferencia de otros reptiles, el cambio de piel es realizado en una pieza, como si tirara de una media. Esto se hace a medida que el animal crece y además para reparar heridas y librarse de parásitos externos. La renovación periódica ha convertido a la serpiente en un símbolo de salud y medicina, como se muestra en la vara de Asclepio (ver Asclepio).
Locomoción
La locomoción se realiza mediante ondulaciones laterales del cuerpo; las escamas ventrales ensanchadas de muchas serpientes impiden el deslizamiento. Algunas serpientes, como ciertas boas y las víboras pueden desplazarse también mediante movimientos musculares de las escamas ventrales con su cuerpo extendido casi en línea recta.
Esqueleto
El esqueleto tiene muchas vértebras, 200 en las víboras y 400 en las pitones.
El cráneo está muy modificado respecto al modelo básico diápsido. Los huesos de la mandíbula superior están débilmente unidos al resto del cráneo y el cuadrado puede moverse libremente y posee potentes músculos retractores, lo que permite una enorme abertura de las mandíbulas y la deglución de grandes presas enteras. Los dientes son agudos y curvados hacia atrás y se implantan tanto en el paladar como en el maxilar y el dentario.
Las boas y las pitones poseen rudimentos de las extremidades posteriores y de sus cinturas; en estas serpientes pueden verse unas garras en la parte externa y a cada lado de la cloaca que desempeñan un cierto papel en el coito.
Dentición
Existen varios tipos de dientes, según el hueso sobre el que se implanten: maxilares, pterigoideos, palatinos, dentarios y premaxilares. Los dientes maxilares son los más variados y los únicos que pueden estar asociados a glándulas venenosas; se pueden dintinguir cuatro tipos principales:
- Aglifos.
Son dientes macizos, prensiles, curvados hacia atrás para sujetar la presa y no están diseñados para inocular veneno. Es el caso de muchos colúbridos, bóidos y pitónidos. En general son serpientes inofensivas para el hombre, con excepción de las grandes constrictoras (pitones, anacondas).
- Opistoglifos.
Son dientes acanalados situados en la parte posterior de la mandíbula y conectados con glándulas de veneno, constituyendo un sistema de inoculación primitivo. Dado que para inyectar el veneno debe morder con la parte posterior de la boca, normalmente son poco peligrosas para el hombre. Este es el caso de la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus). No obstante, las especies de gran tamaño pueden producir graves mordeduras e incluso la muerte, como Dispholidus typus, del África subsahariana.
- Proteroglifos.
Son dientes pequeños y fijos situados en la parte delantera de la boca, con un canal más o menos cerrado. Las cobras y las mambas poseen estos dientes. Algunas especies, como la cobra escupidora (Naja nigricollis), los tienen modificados para escupir el veneno a más de cuatro metros de distancia.[2]
- Solenoglifos.
Se trata de dos largos colmillos móviles en parte anterior de la mandíbula; son huecos con un canal interior cerrado y conectado con glándulas venenosas. Los colmillos se pliegan sobre el paladar superior cuando el animal cierra la boca y se enderezan rápidamente cuando la abre. Es el sistema de inoculación más eficaz. Este tipo de dentición es característico de los vipéridos.
Órganos internos
El aparato respiratorio y las vísceras están muy modificados ya que el cuerpo tubular de la serpiente requiere que todos los órganos sean alargados y delgados. La glotis puede proyectarse hacia adelante para mantener abierto el conducto respiratorio durante la ingestión de la presa y, en algunas especies una parte de la tráquea está especializada en la respiración, constituyendo un pulmón traqueal.[1]
El pulmón izquierdo suele estar reducido o a veces incluso puede faltar, y las demás vísceras pares suelen situarse a diferentes niveles en cada lado. Poseen una pareja de órganos reproductores.
Sentidos
La visión detallada es limitada, pero no impide la detección de movimiento. Algunas serpientes poseen receptores infrarrojos en profundos surcos entre las fosas nasales y el ojo, los cuales les permiten "ver" el calor irradiado por otros animales (como una cámara de infrarrojos).
El sentido del oído de las serpientes es muy limitado ya que los órganos auditivos han degenerado; falta el tímpano, la cavidad timpánica y la trompa de Eustaquio, y la columela se articula con el cuadrado. Parece, pues, poco probable que las serpientes puedan oír con claridad sonidos transmitidos por el aire, pero sin duda son sensibles a las vibraciones del suelo, trasmitidas mediante los huesos de la mandíbula.
Una serpiente huele a través de su nariz; la lengua pasa las partículas de aire al órgano de Jacobson en la boca para su examen. Otra característica de su lengua es que termina en dos ramificaciones, por lo que se denomina bífida. Pueden estar meses en sus digestiones absorviendo los nutrientes.
Veneno
Muchas especies usan veneno para inmovilizar o matar a sus presas. El veneno es una saliva modificada y se inyecta gracias a los colmillos.[3] Los colmillos más especializados (vipéridos) son muy largos y huecos, y actúan como verdaderas agujas hipodérmica que se clavan profundamente e inyectan el veneno. Otros tipos de colmillos, menos especializados, poseen una simple acanaladura en su margen posterior por la cual desciende el veneno (cobras).
El veneno de las serpientes es con frecuencia específico para sus presas, y su papel como mecanismo defensivo es secundario. El veneno, al igual que todas las secreciones salivales, posee agentes que realizan una predigestión de los alimentos; por tanto, incluso las serpientes "no venenosas" pueden causar daños en los tejido.[3]
El veneno está constituido por una compleja mezcla de proteínas que actúan como neurotoxinas (que atacan el sistema nervioso), hemotoxinas (que dañan la sangre), citotoxinas (dañan los tejidos), bungarotoxinas y muchas otras sustancias que pueden afectar al organismo de diferentes maneras; casi todos los venenos de serpientes poseen hialuronidasa, un enzima que destruye el ácido hialurónico, que es el cemento que mantiene unido el tejido conjuntivo que, por tanto se disgrega facilitándose así la rápida difusión del veneno.[4]
El veneno se almacena en las glándulas venenosas situadas en la parte posterior de la cabeza. En todas las serpientes venenosas, dichas glándulas poseen conductos que se abre dentro de surcos o canales de los dientes de la mandíbula superior.
Australia es el lugar del mundo con mayor número de especies venenosas; no obstante solo se produce una muerte por mordedura al año de promedio. En cambio, en la India, se producen 250.000 mordeduras anuales que producen unos 50.000 muertos.[5] En España se producen al año 1500 mordeduras de víboras de las que entre 3 y 5 provocan la muerte de la víctima.[6]
Dieta
Todas las serpientes son carnívoras, alimentándose de pequeños animales, aves, insectos e incluso de otras serpientes en ciertas especies. Las serpientes no mastican el alimento. Poseen mandíbulas inferiores muy flexibles, cuyas dos mitades no se encuentran unidas rígidamente, permitiéndoles abrir la boca en el ancho necesario para engullir a su presa entera, incluso si la misma es mayor en diámetro que la misma serpiente. Contrariamente al mito popular, las serpientes nunca descolocan sus mandíbulas para tragar su presa. Después de comer, las serpientes se aletargan durante el proceso de digestión.
Diversidad
Las serpientes presentan una radiación adaptativa casi tan amplia como los lagartos, aunque la variación estructural no es tan grande.
Boas y pitones
Las familias de los bóidos y de los pitónidos reúnen las especies más primitivas de serpientes, como lo prueba el hecho de que todavía conserven rudimentos de patas posteriores. Carecen de veneno y matan a sus presas por constricción, enrollándose a su alrededor hasta que se asfixian. Incluyen las serpientes actuales más voluminosas, como la anaconda y la pitón reticulada. Las pitones miden normalmente entre 1 y 6 m, aunque algunas especies están entre las serpientes más largas existentes; la pitón reticulada ostenta el récord de la serpiente más larga, con 10,32 m.[7]
Culebras
La mayoría de las serpientes vivientes pertenecen a la familia de los colúbridos, que comprende muchas especies inofensivas y de mediano tamaño como la culebra de agua europea Natrix maura, la culebra lisa meridional (Coronella girondica) o la culebra de escalera (Elaphe scalaris), y algunas moderadamente venenosas, con dientes opistoglifos (situados en la parte posterior de la boca), como la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus')'; la culebra arborícola del Cabo Dispholidus es una de las pocas formas cuya mordedura puede ser mortal para el hombre.[1]
Cobras, mambas y corales
La familia de los elápidos incluye las cobras, las serpientes de coral, las mambas y las serpientes marinas todas ellas extremadamente venenosas y potencialmente mortales para el hombre; los colmillos son pequeños y están situados en la parte delantera de la boca (proglifos); su veneno tiene una acción principalmente neurotóxica. Todas las serpientes venosas australianas pertenecen a este grupo. Los elápidos terrestres son similares a los colúbridos; casi todos tienen cuerpos largos y finos, cabezas cubiertas por grandes escamas y no siempre diferenciadas del cuello, y ojos con pupilas redondas. Además, su comportamiento es, por lo general, bastante activo, y muchas especies son ovíparas. Las mambas (Dendroaspis) son arborícolas y son muy ágiles y rápidas. Las serpientes de coral poseen sus vivos colores de advertencia ya que son muy venenosas (aposematismo), entre los que predominan amarillo, rojo y negro; no son muy peligrosas para el hombre ya que son de pequeño tamaño y abren poco la boca, lo que hace difícil que puedan morder (sin embargo su veneno puede causar la muerte casi instantáneamente, de hecho no tiene antídoto). Las cobras (Naja y Ophiophagus) son muy conocidas por su aspecto amenazante y su mordedura; habitan en zonas tropicales y desérticas del sur de Asia y África; despliegan una especie de "capucha" en la zona de la cabeza y el cuello cuando están irritadas o en peligro, gracias a las largas costillas cervicales; es un gesto de advertencia ante un posible enemigo.
Víboras y crótalos
La familia de los vipéridos comprende las víboras del Viejo Mundo y los crótalos, principalmente americanos; todas ellas son muy venenosas y con dos colmillos solenoglifos provistos de un canal que actúan como agujas hipodérmicas cuando muerden para inyectar veneno. El veneno tiene una acción principalmente hemolítica. Los colmillos son muy largos y se pliegan contra el paladar cuando la boca está cerrada desplegándose rápidamente cuando la serpiente se dispone a atacar a la presa. La cabeza es triangular y ancha, y los ojos tienen la pupila vertical. La mayoría alumbran a sus crías en el interior del cuerpo, es decir, son ovovivíparas.
Entre sus especies destacan las víboras europeas (Vipera), los animales más venenosos del continente, las víboras cornudas africanas (Cerastes), el áspid, las víboras del Gabón (Bitis, con los colmillos más largos de todas las serpientes), las serpientes de cascabel americanas (Crotalus, Lachesis), etc.
Sistemática
Todas las serpientes pertenecen al clado Serpentes, que a su vez es miembro de Squamata. Serpentes incluye a las Henophidia (las más grandes y primitivas, boas y pitones), Typhlopoidea (serpientes ciegas), y Xenophidia (grupo muy diverso que incluye a las serpientes venenosas y sus parientes cercanos: culebras, víboras, cobras, serpientes marinas, etc.). Las serpientes se encuentran emparentadas con los lagartos, con los que comparten el orden Squamata. Otros miembros de este grupo, las anfisbenas, también han perdido las patas y se asemejan superficialmente a las serpientes.
Taxonomía
- Infraorden Alethinophidia
- Familia Acrochordidae
- Familia Aniliidae
- Familia Anomochilidae
- Familia Atractaspididae
- Familia Boidae
- Familia Bolyeriidae
- Familia Colubridae
- Familia Cylindrophiidae
- Familia Elapidae
- Familia Loxocemidae
- Familia Pythonidae
- Familia Tropidophiidae
- Familia Uropeltidae
- Familia Viperidae
- Familia Xenopeltidae
- Infraorden Scolecophidia
- Familia Anomalepididae
- Familia Leptotyphlopidae
- Familia Typhlopidae
Creencias
Las serpientes han sido apreciadas en diversas culturas, pero repudiadas en otras.
En occidente, las creencias cristianas y del islam la identifican con el demonio, en este caso con Satanás de acuerdo a la Biblia y el Corán, donde relata su condena por tentar a Adán y Eva. Incluso en los primeros capítulos y versículos del génesis, después de cometer la tentación, relata como Dios, aparte de decirle que se arrastrará y andará sobre su pecho, también habrá una enemistad entre ella y la mujer que le morderá su talón y la mujer le quebrará la cabeza. Este relato bíblico ha inspirado a la iglesia católica a representar la Virgen María como la Inmaculada Concepción pisando a una serpiente tal como relata el génesis, pero el reptil en vez de morderle el talón solo lleva una manzana en su boca. En algunos casos también se han representado a Jesucristo pisando una serpiente, pero no inspirado en el génesis de la Biblia sino como una representación de lucha entre el bien y del mal, los cual también puede aplicarse al caso de la Virgen María. Aunque en el islam no se ha atribuido con ninguna representación diferente al génesis como lo ha hecho el cristianismo. Aunque en el cristianismo parace que hay ciertas contradicciones, algunos teólogos según sobre la historía de Moises, para liberar al pueblo hebreo según el relato bíblico, Dios convirtió su bastón en una serpiente en medio de la zarza ardiente cuando Moises entró en contacto. De acuerdo a esta historía, se interpreta que Dios a través de Moises demostraba su furia contra el pueblo egipcio frente al Faraón. De acuerdo a esta historía, algunos teólogos consideran que el bastón de Moises es una serpiente de aspecto positivo o a la vez milagroso.
En el Antiguo Egipto, Uadyet (la cobra) era la «Señora del Cielo», símbolo del calor ardiente del Sol y la llama del fuego. Representaba la fuerza del crecimiento, la fertilidad del suelo y de las aguas en la mitología egipcia. Era la diosa protectora del Bajo Egipto y del faraón. Sin embargo, la serpiente Apofis eran el símbolo de las fuerzas maléficas que habitan el Duat, e intentaba retener la barca solar de Ra.
En el Lejano Oriente la serpiente es considerado un animal sagrado, divino y protector contra las energías negativas, que representa fuerza, energía y sabiduría. Además es venerada principalmente dentro de la cultura hindi. En el cristianismo el Espíritu Santo es representado en una paloma blanca, pero aquí, el Dios Siva, es representado como una serpiente, sobre todo una cobra. La cultura China la considera también una entidad protectora; un ejemplo de ello lo encontramos en la Gran Muralla China construida sobre un terreno montañoso y ubicada en el centro de color amarillo. En esta región también es utilizada como un símbolo en algunas artes marciales orientales.
De igual forma, en Mesoamérica era veneradas por gran parte de las culturas que allí florecieron. El ejemplo más famoso es el del Dios Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, Kukulcán para los Mayas.
En la antigua Roma, el dios Esculapio (dios de la medicina) adoptaba forma de serpiente, lo que le ha dado nombre a la serpiente de Esculapio. En este caso las serpientes también eran veneradas.
El basilisco es representado en algunas culturas como una gran serpiente con una mancha en la cabeza con forma de corona que mata con la mirada o si se le ve en una baldosa o en un espejo su mirada petrifica.
Referencias
- ↑ a b c Young, J. Z.: La vida de los vertebrados (660 pp.). Barcelona: Omega, 1977. ISBN 84-282-0206-0.
- ↑ Bruma Azara, C. 1995. Animales venenosos. Vertebrados terrestres venenosos peligrosos para el ser humano en España. Bol. SEA, 11: 32-36
- ↑ a b Mehrtens, J. 1987. Living Snakes of the World in Color. Nueva York: Sterling. ISBN 0-8069-6461-8
- ↑ Freiberg, M. 1984. The World of Venomous Animals. Nueva Jersey: TFH Publications. ISBN 0-87666-567-9
- ↑ Sinha, Kounteya (25 de julio de 2006), «No more the land of snake charmers...», The Times of India.
- ↑ Valledor, A.: Envenenamientos por animales. Animales venenosos y urticantes del mundo (342 pp.). Madrid: Díaz de Santos, 1994.
- ↑ Récords Guinness
Véase también
Enlaces externos
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