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La [[vejiga]] y los uréteres están revestidos por un [[epitelio]] de transición que sólo aparece en el recorrido de las vías urinarias excretoras, denominado en [[urología]] como urotelio. En el uréter encontramos 3 túnicas denominadas como Túnica Mucosa, Túnica Muscular y la Túnica Adventicia. |
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== Inervación del sistema urinario == |
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Revisión del 17:56 29 jul 2009
El aparato excretor es un conjunto de órganos encargados de la eliminación de los residuos nitrogenados del metabolismo, conocidos por la medicina como orina; que lo conforman la urea y la creatinina. Su arquitectura se compone de estructuras que filtran los fluidos corporales (líquido celomático, hemolinfa, sangre). En los invertebrados la unidad básica de filtración es el nefridio, mientras que en los vertebrados es la nefrona o nefrón. El aparato urinario humano se compone, fundamentalmente, de dos partes que son:
- Los órganos secretores: los riñones, que producen la orina y desempeñan otras funciones
- La vía excretora, que recoge la orina y la expulsa al exterior.
Está formado por un conjunto de conductos que son:
- Los uréteres, que conducen la orina desde los riñones a la vejiga urinaria.
- La vejiga urinaria, receptáculo donde se acumula la orina.
- La uretra, conducto por el que sale la orina hacia el exterior, siendo de corta longitud en la mujer y más larga en el hombre denominada uretra peneana.
Histoanatomía del aparato urinario
La parte inicial y de mayor importancia que se encarga de la filtración de tejidos y ciertos fluidos, así como la eliminación de toxinas son los riñones que son órganos con forma de frijol, ubicados en el retroperitoneo sobre la pared abdominal posterior. El borde lateral es convexo y el medial es cóncavo. Sobre éste encontramos el hilio renal que conecta con el seno renal, una cavidad intrínseca en la que se sitúan los cálices renales. Los riñones del latín renis y del griego nefros, pesan alrededor de 150 g, y llegan a medir en el individuo adulto hasta 3×6×12 cm (espesor, anchura y longitud), aunque hay una decreción de tamaño al llegar a la tercera edad. Este órgano es de vital importancia en la vida humana, y se utiliza ampliamente desde la etapa fetal hasta la expiración del individuo para su propia manutención. Excreta agua, productos nitrogenados, sales inorgánicas, ácido úrico, venenos y dióxido de carbono, como resultado del catabolismo proteico, regulando así la osmolaridad de los fluidos corporales, el balance de electrolitos, y de pH. En el riñón se produce la eritropoyetina, estimulando así la formación de eritrocitos en la médula ósea, además de producir renina, calcitrol y prostaglandinas.
Estructura del riñón
Todo el riñón está cubierto por una cápsula de tejido conectivo colagenoso denso denominada como cápsula nefrótica, y sobre su borde medial se encuentra una incisura denominada hilio yenal en donde podemos apreciar la salida de estructuras vitales como la arteria y vena renales y el uréter. La corteza presenta un aspecto rojizo oscuro granulado y rodea completamente a la médula renal enviando prolongaciones denominadas columnas renales que se injertan en toda la profundidad medular. La médula renal presenta el doble de espesor que la corteza y unas estructuras de color rojizo muy claro con forma de pirámides, denominadas pirámides renales, que se separan por las columnas renales. Las papilas renales se distribuyen cada una dentro de un cáliz menor en forma de embudo, tomando en cuenta que cada riñón humano posee 8 a 18 pirámides renales, existiendo también de 8 a 18 cálices menores, y de 2 a 3 cálices mayores.
Desde un punto de vista histológico, en un corte sagital del órgano observaremos que el parénquima (porción celular) está compuesto por una corteza y una médula. En la médula aparecen unas estriaciones organizadas en forma piramidal. Estas pirámides son las denominadas Pirámides de Malpigio (o renales) que presentan un vértice orientado hacia los cálices (papilas) y una base que mira hacia la zona
Para ello, en el riñón, en los llamados glomérulos, se produce una filtración de líquido que, procedente de los capilares sanguíneos, se dirige hacia los túbulos renales para ser excretado. Durante este trayecto se va modificando la composición de este líquido hasta, finalmente, adquirir la de la orina, la cual está formada por agua en la que hay disueltos iones y numerosos metabolitos resultantes de todas las reacciones químicas del organismo.
La secreción urinaria ya formado es recogida en la llamada pelvis renal y transportada por los uréteres hasta la vejiga urinaria, lugar en que se almacena hasta haber la suficiente cantidad para ser expulsada en el acto de la micción, a través del organismo.
En el varón, la porción terminal de aparato unitario, la uretra, está compartida con el aparato reproductor ya que, durante el acto sexual, el semen debe circular por ella.
No ocurre así en la mujer, en la que hay una separación total de ambos aparatos.
Resumiendo pues, podremos decir que el aparato excretor está formado por:
Órgano formador de la orina: el riñón.
Sistema de conducción de la orina: los urétreres.
Reservorio de orina: la vejiga.
Conducto de excreción: la uretra.
Son los órganos fundamentales del aparato excretor, donde se forma la orina.
Aparte de la función de eliminación de productos de desecho, tienen una acción importante de control de la tensión arterial.
Se hallan situados en la región lumbar, a ambos lados u por delante de la columna lumbar.
Son de color pardo rojizo y de un tamaño aproximado de 11 x 5 x 3 cm. Su peso oscila entre 110 y 180 gr.
El riñón izquierdo se halla algo más alto que el derecho (1,5 cm). pueden movilizarse con los cambios de postura y con movimientos respiratorios. Habitualmente se hallan a la altura de las vértebras 12° dorsal - 3° lumbar.
Vías urinarias
El viaje de la orina pasa desde las papilas renales hacia los cálices menores, y de ahí a los cálices mayores, la pelvis renal y mediante el uréter llegan a la vejiga en donde sirve de reservorio para la orina, con una capacidad normal de 500 ml, alcanzando su capacidad máxima de 1 L . De la vejiga atraviesa la uretra en donde es expulsada hacia el exterior del organismo, alcanzando una velocidad de 30 a 35 km/h cuando la vejiga se encuentra llena en su capacidad promedio, y cuando está en su máximo reservorio es expulsada a unos 50 km/h . Al atravesar la uretra peneana (en el varón) cabe mencionar que la orina es expulsada a mayor velocidad alcanzando en su cúspide máxima hasta unos 75 km/h, siendo proporcionada estas características expulsivas por la estructura de dicha uretra.
La vejiga y los uréteres están revestidos por un epitelio de transición que sólo aparece en el recorrido de las vías urinarias excretoras, denominado en urología como urotelio. En el uréter encontramos 3 túnicas denominadas como Túnica Mucosa, Túnica Muscular y la Túnica Adventicia.
Inervación del sistema urinario
Las fibras nerviosas alcanzan el riñón siguiendo el plexo renal. Hay una red de fibras nerviosas que siguen con la arteria renal desde la aorta hasta el riñón. En el plexo renal, también puede haber cuerpos de células ganglionares; deben considerarse células emigradas de los ganglios aórtico y celiaco. La mayor parte de las fibras del plexo renal corresponden a la porción simpática del sistema vegetativo y provienen de las células de los ganglios celiaco y aórtico. En el plexo renal hay un número menor de fibras parasimpáticas. Provienen del nervio vago, cuyas fibras, para alcanzarlo, atraviesan el plexo celíaco sin interrupción.
Las fibras nerviosas del plexo renal siguen las paredes arteriales y penetran en la sustancia del riñón. Penetran en los glomérulos para constituir en ellos amplias redes perivasculares. También pueden inervar el epitelio de los tubos contorneados, el epitelio de transición de la pelvis, y las paredes de arterias y venas.
Como tanto los riñones trasplantados, que carecen de inervación, como los riñones in situ desprovistos de sus nervios, funcionan de forma prácticamente normal, se podría decir que las funciones renales no dependen fundamentalmente de mecanismos nerviosos. Sin embargo, éstos la controlan hasta cierto punto. Es muy probable que la mayor parte de esta acción se ejerza por vía de las fibras simpáticas que terminan en los vasos sanguíneos.
Impulsos aferentes siguen por los nervios del plexo renal, pues la sección de las fibras de este plexo suprime el dolor de origen renal. A lo largo del uréter hay fibras simpáticas y fibras parasimpáticas, pero no parecen guardar relación particular con los movimientos peristálticos normales que se producen en la musculatura del conducto, ya que tales movimientos continúan cuando dichos nervios han sido cortados. Algunos de estos nervios llevan impulsos aferentes.
La vejiga está inervada tanto por fibras simpáticas como por fibras parasimpáticas. Las parasimpáticas provienen de la porción sacra. Los ganglios terminales a los cuales van a parar dichas fibras se hallan en la propia pared vesical; por lo tanto, en cortes de vejiga, un estudiante puede alguna vez encontrar células ganglionares.
Enfermedades del aparato urinario
Cistitis
Es la inflamación aguda o crónica de la vejiga urinaria, con infección o sin ella. Puede tener distintas causas. Los síntomas más frecuentes son: aumento de la frecuencia de las micciones, presencia de turbidez de la orina. La causa más frecuente de cistitis es la infección por bacterias gram negativas para que un germen produzca cistitis primero debe de colonizar la orina de la vejiga (bacteriuria) y posteriormente producir una respuesta inflamatoria en la mucosa vesical. A esta forma de cistitis se le denomina cistitis bacteriana aguda. Afecta a personas de todas las edades, aunque sobre todo a mujeres en edad fértil o a ancianos de ambos sexos. Otras formas de cistitis son la cistitis tuberculosa (producida en el contexto de una infección tuberculosa del aparato urinario), la cistitis química (causada por efectos tóxicos directos de algunas sustancias sobre la mucosa vesical, por ejemplo la ciclofosfamida), la cistitis glandular (una metaplasia epitelial con potencialidad premaligna) o la cistitis intersticial (una enfermedad funcional crónica que cursa con dolor pélvico, urgencia y frecuencia miccional).
Insuficiencia renal aguda
Algunos problemas de los riñones ocurren rápidamente, como un accidente que causa lesiones renales. La pérdida de mucha sangre puede causar insuficiencia renal repentina. Algunos medicamentos o sustancias venenosas pueden hacer que los riñones dejen de funcionar. Esta baja repentina de la función renal se llama insuficiencia renal aguda.
La insuficiencia renal aguda puede llevar a la pérdida permanente de la función renal. Pero si los riñones no sufren un daño grave, esa insuficiencia puede contrarrestarse con una operación quirúrgica. En la mayoría de los casos, la operación quirúrgica, es un transplante renal, dejando los que ya posee la persona y poniendo otro en la zona abdominal.