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La historia de Roma se puede dividir en prehistoria,Roma Antigua, Roma Medieval, Roma Moderna y Contemporánea; o bien en Roma Antigua, Roma Pontificia y Roma italiana contemporánea.
Sin duda el período más fecundo de la historia de Roma en términos políticos, económicos, sociales y culturales fue su desarrollo en la Antigüedad. Fue la cabeza de un gran estado imperial y sede de una nación establecida en tres continentes. En su momento de mayor desarrollo el imperio creado por Roma alcanzó los 3,5 millones de kilómetros cuadrados y unos 70 millones de habitantes, entre ciudadanos y no ciudadanos. Roma fue, y sigue siéndolo, una de las ciudades más importantes de la historia. Se le ha llamado la “Ciudad Eterna”. Roma, junto a Grecia, ha sido la madre cultural de las modernas nacionalidades occidentales.
La historia posterior de Roma, sea en la Edad Media y en las épocas sucesivas, presenta un carácter más bien comunal, localista, y está casi siempre ligada a la historia del Pontificado, la de Italia y la de pueblos, reinos, imperios que intentaron(lo hicieron en ocasiones) ejercer dominio sobre la ciudad.
El surgimiento de Roma
Fundación de Roma
La tradición clásica expresa que se fundó en el 753 a. C. a orillas del Río Tiber por Rómulo y Remo. Lo que en verdad se sabe es que Roma fue fundada en forma progresiva por la instalación de tribus latinas en el área de las tradicionales siete colinas, mediante la creación de pequeñas aldeas en sus cimas, las que terminaron por fusionarse(siglo IX y VIII a.C). La historiografía contemporánea considera errónea la antigua tradición romana de atribuirle la fundación a un único personaje como fue Rómulo, y más histórica es la figura del rey etrusco Lucio Tarquinio Prisco quien le dio a Roma una verdadera fisonomía ciudadana gracias a su obra urbanizadora(finales del siglo VII a.C).
La Monarquía romana
La monarquía romana (en latín, Regnum Romanum) fue la primera forma política de gobierno de la ciudad-estado de Roma, desde el momento legendario de su fundación el 21 de abril del 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 510 a. C., cuando el último rey, Tarquinio el Soberbio, fue desterrado, formandose la república romana.
Aunque los orígenes de la ciudad son imprecisos, parece claro que fue la monarquía la primera forma de gobierno de la ciudad, un dato que parecen confirmar la arqueología y la lingüística. La mitología romana vincula el origen de Roma y de la institución monárquica al héroe troyano Eneas, quien, huyendo de la destrucción de su ciudad, navegó hacia el Mediterráneo occidental hasta llegar al territorio que actualmente corresponde a Italia. Allí fundó la ciudad de Lavinium, y posteriormente su hijo Iulo fundaría Alba Longa, de cuya familia real descenderían los gemelos Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.
Después de ser fundada por las tribus latinas de la región, la ciudad fue conquistada por otro pueblo itálico más avanzado: los etruscos. Este pueblo imprimió a Roma un sello cultural indeleble he hizo crecer la ciudad. Los etruscos legaron a los romanos sus conocimientos de ingeniería, su arte y el uso del alfabeto (que a su vez habían adaptado de los griegos). En esta época Roma fue gobernada por una serie de reyes de esa nacionalidad, siendo el más notable de ellos Servio Tulio(s. VI a.C), el cual dotó a Roma de importantes instituciones sociales y rodeó a Roma de un cinturón amurallado que se mantuvo por varios siglos(las murallas servias). El último rey etrusco fue Tarquinio el Soberbio, un verdadero tirano, cuyos abusos originaron la revolución de la nobleza romana en el año 509 a.C., expulsando a los etruscos y fundando la República.
De la dominación etrusca Roma salió convertida en una ciudad-estado semejante a las polis griegas. Con el tiempo Roma se convertiría en un estado territorial.
La República romana
La República (509 a. C. - 27 a. C.) fue una etapa de la antigua Roma en la cual la ciudad de Roma y sus territorios mantuvieron un sistema de gobierno ejercido por magistrados electos por asambleas de ciudadanos, en el contexto de un estado de derecho.
Gobierno y sociedad de comienzos de la República
La monarquía romana fue abolida el 509 a. C., y sustituida por la República. Una característica del cambio fue que la administración de la ciudad y sus distritos rurales quedó regulada por el derecho de apelar al pueblo contra cualquier decisión de un magistrado concerniente a la vida o a las leyes (Derecho jurídico).
La administración ejecutiva quedó dotada de imperium o poder omnímodo, el cual tenía un origen religioso que arrancaba del propio dios Júpiter. Los magistrados dotados de imperium -cónsules, pretores y, eventualmente, los dictadores-sólo lo ejercían extra pomoerium, es decir, fuera de las murallas de Roma. En consecuencia, tenía un carácter esencialmente militar. En la ciudad, mientras ejercían sus funciones civiles, los magistrados estaban sometidos a limitaciones legales y controles mutuos.
En esta etapa el gobierno de la ciudad estuvo en manos de las clases más ricas y nobles. Roma nunca llegó a ser una democracia como en Atenas, debido a que las clases populares tenían escasa cultura cívica y delegaban siempre en la nobleza(los patricios) la solución de las cosas de la ciudad. La República mantuvo siempre un gobierno oligárquico y plutocrático. Las veces en que el poder popular intentó, acaudillado por algún líder carismático(salido siempre de la aristocracia) competir de veras con la nobleza, fue derrotado en toda la línea(como fue la tentativa de los hermanos Graco, a finales del siglo II a.C).
En un comienzo sólo los patricios tenían derechos ciudadanos. Ellos formaron una serie de asambleas que elegía los diversos cargos de gobierno. Estas asambleas romanas fueron llamadas comicios. Los comicios romanos elegían en forma anual las diversas magistraturas de gobierno: los dos cónsules(que detentaban el Poder Ejecutivo y dirigían el ejército), y otras magistraturas(pretores, censores, etc). Junto a los comicios existía un poderoso cuerpo de gobierno llamado el Senado. El Senado estuvo formado por los patricios más importantes de Roma y era la institución que verdaderamente gobernaba la ciudad, sobre todo en materia de política exterior. Sus miembros no eran elegidos, si no que ingresaban por derecho propio y eran vitalicios.
Más abajo en la escala social se encontraban los plebeyos. Los plebeyos, que en un comienzo eran de origen extranjero, se dedicaban a la artesanía, la agricultura, el comercio y los servicios en general, no tenían derechos cívicos. Generalmente, se reconocían como clientes de algún patricio: los plebeyos recibían protección a cambio de servicios.
La situación social iría cambiando con el correr de los siglos.
La necesidades defensivas de Roma obligaron a los patricios a admitir en el ejército a los plebeyos, y luego a otorgarles derechos cívicos. Los plebeyos obtuvieron el derecho a voto en los comicios y el derecho a ser elegidos para las diversas magistraturas. De esta forma fueron obteniendo la igualdad política. A fines del siglo V a.C. los plebeyos más ricos y destacados pudieron ingresar al Senado.
A mediados del siglo IV las desigualdades políticas entre los romanos se habían borrado, pero seguían existiendo las diferencias sociales y económicas, que a la larga nunca pudieron ser superadas y se agudizaron aún más. La mezcla de los plebeyos más ricos con los antiguos patricios formó una nueva aristocracia: la aristocracia patricio-plebeya. Esta clase será la que gobernará Roma hasta fines de la República.
Progresivamente Roma irá haciendo extensiva la ciudadanía a los habitantes de las provincias conquistadas, lejos de quedarse desierta como Esparta, la nación romana irá creciendo.
El poder militar romano
La Roma republicana fue un estado guerrero. La base de su poder fueron las legiones romanas. Las legiones de la época republicana eran unidades semejantes a los actuales regimientos de infantería formadas por ciudadanos-soldados. Las necesidades de asegurar sus fronteras, conquistar nuevas tierras para instalar a sus ciudadanos y dedicarlas a la agricultura, defender a sus aliados, expandir su comercio, o la simple gloria militar, incitaron a los romanos a la expansión geográfica. Esto convirtió a la ciudad en un estado territorial y luego en un vasto imperio.
Roma conquista Italia
Los romanos tuvieron que luchar contra los propios latinos, los samnitas, los etruscos, los griegos y los galos. Roma emprendió largas campañas militares contra estos pueblos, casi siempre victoriosas, y en alguna ocasión estuvo a punto de sucumbir(como fue durante la invasión de los galos a comienzos del siglo IV a.C.). A mediados del siglo III a.C. Italia había sido conquistada por Roma.
Roma conquista el Mediterráneo Occidental
Los romanos tuvieron que enfrentar a la República de Cartago (siglos III y II a.C.). Cartago era un poderoso puerto fenicio ubicado en la costa de Túnez, en Africa. Se dedicaba al comercio marítimo. En tres cruentas guerras (las guerras púnicas) en que Roma estuvo a punto de ser destruida por su rival, Cartago fue vencida y aniquilada y su territorio pasó a manos de los romanos. En el transcurso de las guerras púnicas Roma inició la conquista de España, Portugal y el sur de la Galia(actual Francia). A finales de la República Roma terminaría de conquistar toda la Galia y el sur de Germania(actual Alemania).
Roma conquista el Mediterráneo Oriental
Entre los siglos II y I a.C. los romanos derrotaron y conquistaron los estados helenísticos salidos de la división del imperio de Alejandro Magno: Macedonia, Grecia, Siria, y finalmente Egipto.
A finales de la República se puede hablar de un imperio romano. Las provincias serán consideradas posesiones de explotación y fueron gobernadas por procónsules dotados de poderes omnímodos y cuyo único afán fue enriquecerse a como diera lugar.
La cultura romana se heleniza
Durante la República se dio el fenómeno de la helenización de la primitiva cultura romano-latina. El contacto con los vencidos griegos y macedonios, cuyos territorios habían pasado a manos de la República, trajo como consecuencia la llegada de costumbres y formas culturales griegas y helenísticas a Roma. Los dioses latinos(Júpiter, Marte, etc), son identificados con los griegos, la literatura latina adquiere formas y temática griega(el teatro griego), se populariza el idioma griego entre las clases altas y se desarrolla en ellas la tendencia al lujo y al derroche, llegan a Roma profesores y filósofos griegos a enseñar, etc. Roma difundirá por su imperio su cultura, mezclada con la griega y helenística.
A finales de la República la situación social se había deteriorado bastante: las guerras de conquista produjeron grandes mortandades entre los pequeños propietarios que formaban el grueso de las legiones; su pobreza aumentó aún más debido a la acaparación de las tierras agrícolas italianas por parte de la aristocracia y por el aumento explosivo de la esclavitud. Los plebeyos, despojados de sus tierras, se convirtieron en una masa ociosa y llena de vicios que se concentró en las ciudades y fue conocida como el proletariado. Los proletarios vendían su voto a los aristócratas y ricos de Roma que participaban en la política. Los patricio-plebeyos que ocupaban el Senado, así como sus parientes, terminaron por formar una clase más y más cerrada que acaparó el gobierno y las mejores tierras: la clase senatorial.
Por encima de los proletarios se fue formando una clase enriquecida en el comercio y las guerras: los caballeros u orden ecuestre. Se mostraban resentidos con la clase senatorial y aspiraban a participar en el gobierno.
El fin de la República.
La República romana terminó en medio de grandes guerras civiles.
a) Situación social y política en el siglo I a.C.
A fines de la República la situación de Roma en lo social y político era muy compleja. Las diferencias sociales seguían ahondándose. Frente a la gran masa de proletarios pobres se encuentra una clase de ricos comerciantes e industriales (el orden ecuestre o de los caballeros) y otra que acapara el poder político para sí(la clase senatorial). El fenómeno de la esclavitud se da en gran escala como consecuencia de las guerras de conquista. En lo político las instituciones que servían para gobernar a Roma cuando ésta era una ciudad- estado ya no son aptas para gobernar un extenso imperio. La brevedad del mandato de los cónsules y las otras magistraturas hacía ineficiente el gobierno de extensos y lejanos territorios. Los comicios, que sólo funcionaban al interior de la ciudad, perdieron su eficacia cuando Roma se transformó en un estado territorial, pues la mayoría de ciudadanos se esparcieron por Italia y las provincias y ya no pudieron participar en las elecciones. En la práctica, los comicios se habían transformado en una asamblea corrupta formada por los proletarios de Roma que vendían su voto al mejor postor.
Por su parte, el Senado era incapaz de hacer reformas democráticas debido a su composición aristocrática y acaparaba casi todo el poder para si.
b) La intervención del ejército y los generales.
La necesidad de levantar grandes ejércitos acostumbró a los generales a ejercer el poder personal y a desobedecer al Senado. La composición del ejército había cambiado: de un ejército formado por ciudadanos-soldados, reclutados por un cierto tiempo, y leales a la República y sus instituciones, se pasó a uno formado por soldados profesionales, más leales a sus jefes que a Roma.
La necesidad de gobernar extensos territorios hizo necesaria la existencia de un fuerte poder central que la República no podía ofrecer. Los primeros que se atrevieron a ejercer el poder personal fueron los generales Mario y Sila, los cuales, apoyándose, ya sea en los elementos populares, en la clase senatorial o en los caballeros, lucharon encarnizadamente por el control de la República. Pero el primero que se atrevió sin tapujo a declarar su aspiración a la realeza fue Julio César. En medio de una gran guerra civil César venció a otros generales y echó las bases de una nueva monarquía. Mas fue asesinado por los republicanos descontentos (44 a.C.).
Estalló una última guerra civil en la cual venció el general Octavio sobre su rival Marco Antonio. Octavio asumió el título de emperador y un nuevo nombre: Augusto.
El imperio romano
La principal institución política del Imperio fue la Monarquía imperial, formada por el emperador, sus ministros, consejeros y gobernadores provinciales. El desarrollo de la Monarquía imperial en Roma tuvo dos etapas:
a) El Principado( siglo I y II d.C.)
También ha sido llamada esta etapa Alto Imperio. En esta etapa los emperadores mantuvieron la ficción de la existencia de la República, dejando funcionar algunas instituciones como el Senado, los Comicios y los cónsules. Pero el emperador se reservó el derecho de comandar los ejércitos y proponer los candidatos a las magistraturas y al Senado. El principal emperador del principado fue Augusto.
Durante el largo reinado de Augusto la cultura romana llegó a su apogeo. Augusto reforzó las fronteras del Imperio(los ríos Rin y Danubio fueron el límite norte, y los ríos Eufrates y Tirgris el límite este). Terminó con la política de “el mundo para Roma” e impulsó una nueva: “Roma para el mundo”; en otras palabras, terminó con la explotación y abusos a que estuvieron sometidas las provincias durante la República y favoreció el progreso de las mismas. Augusto favoreció las artes y las letras, protegiendo a poetas y literatos: Horacio, Virgilio, Livio, etc.
Augusto murió en el 14 d.C. y fue sucedido por su sobrino Tiberio. Bajo el gobierno de Tiberio fue crucificado en Palestina Jesús de Nazareth(33 d.C.)
Los emperadores que sucedieron a Augusto llevaron al imperio a su máxima extensión territorial. En especial Trajano(siglo II d.d.C), que conquistó Dacia(actual Rumania) y Mesopotamia.
Emperadores destacados fueron Tito, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio. Otros, como Calígula, Nerón y Domiciano se caracterizaron por su crueldad y locuras.
b) El Dominado(siglo III y IV).
También ha sido llamado Bajo Imperio. En esta fase los emperadores se transforman en monarcas absolutos, toda ficción de república desaparece. El Senado mantuvo un carácter de institución asesora; los emperadores llegaron al extremo de hacerse adorar como dioses. Los principales emperadores fueron Caracalla, Septimio Severo, Diocleciano, Constantino(el primer emperador cristiano), Juliano,Teodosio. Caracalla reconoció la calidad de ciudadano romano a todos los hombres libres del imperio.
La romanización de Occidente
En los dos siglos que siguieron a la muerte de Augusto el imperio realizó una intensa labor civilizadora, especialmente sobre las provincias occidentales(Galia, Britania, España). La cultura romana ya no quedó limitada a Roma e Italia, sino que se extendió hasta las más lejanas provincias fronterizas. La fundación de ciudades y campamentos militares fueron la base de la romanización. Roma impuso su idioma-el latín-, y sus leyes a los pueblos conquistados. Una red de caminos y carreteras unían a las provincias con Roma. Las provincias se llenaron con templos, acueductos, termas, basílicas y otras notables obras de ingeniería y arquitectura que se caracterizan por su utilidad, su solidez y su grandiosidad.
La evolución social durante el imperio.
La sociedad romana siguió evolucionando durante la época imperial. La antigua aristocracia senatorial fundadora de la República es reemplazada por una nueva aristocracia formada por romanos provenientes de las provincias y nombrados por los emperadores. Fue una nobleza imperial y cortesana. El proletariado siguió inundando como una plaga las ciudades romanas.
Las innumerables ciudades del imperio, fuese las conquistadas o las fundadas por Roma, fueron el semillero de una activa burguesía(los caballeros) y cuyos dirigentes solían obtener la ciudadanía romana; los más importantes entraban al Senado.
La esclavitud siguió siendo una plaga y sólo fue decayendo en la medida que terminaron las guerras de conquista y por influencia del cristianismo.
Durante el siglo III Roma sufrió una larga crisis. En lo político el trono imperial se desestabiliza, pues la mayoría de los emperadores murió asesinado o muertos en revoluciones y guerras externas.
Por otro lado el imperio debió hacer frente a fuertes presiones militares de parte de las ordas germánicas que atravesaban las fronteras del Rin y el Danubio y saqueaban las Galias y los Balcanes. Y por el este el imperio tuvo que luchar con el imperio persa de los Sasánidas, una verdadera resurrección del antiguo imperio de Ciro y Darío y que reclamaba los territorios arrebatados por Alejandro Magno y que ahora le pertenecían a Roma. La crisis tuvo un carácter económico y urbano: hubo una fuerte inflación, la moneda perdió valor, y el Estado tuvo que cobrar impuestos en especies y servicios. Producto de las invasiones y las epidemias las ciudades se despueblan y se contraen, fortificándose. Las clases altas emigran al campo y prefieren vivir en villas fortificadas.
Debido a las dificultades del Estado para cobrar los impuestos y cómo casi toda la población rehuía ciertas profesiones(cobrador de impuestos, ediles municipales, etc) el gobierno se vio en la necesidad de declararlas hereditarias, lo que contribuyó a rigidizar la estructura social.
Sin embargo, la Iglesia cristiana logró sobrevivir a las persecuciones de parte de las autoridades imperiales y pronto obtendrá el reconocimiento(libertad de culto). La religión y filosofía paganas darán sus últimos frutos, como fue la obra del filósofo Plotino
La decadencia del imperio y su división.
Durante el siglo IV el imperio romano pareció renacer. Controlada en parte la constante invasión germánica los emperadores concentraron en sus manos todo el poder administrativo, legislativo, judicial y militar. Crearon un gigantesco aparato administrativo. Un nuevo fenómeno se puso de relieve: la creciente importancia de las provincias orientales, más ricas y de cultura griega refinada. Esto hizo que el emperador Constantino trasladara la capital del imperio a Bizancio, a la cual dio el nombre de Constantinopla(328).
En el siglo IV las diferencias entre el Oriente griego y el Occidente latino se ahondaron aún más.
Por otra parte las necesidades defensivas y las invasiones de persas y bárbaros recrudecieron. El emperador Teodosio llegó a la conclusión de que ya no era posible mantener la unidad, y por consiguiente, repartió el imperio entre sus dos hijos. La división sería definitiva. De esta forma nacieron el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente(cuya capital fue Constantinopla).
Por su parte la Iglesia cristiana hizo avances decisivos. Reconocida por Constantino mediante el Edicto de Milán, que concedió la libertad de culto, el cristianismo se reorganizó y terminó desplazando al paganismo. Teodosio convirtió al cristianismo en la religión oficial del Imperio y prohibió los cultos paganos. Roma se convirtió en un imperio cristiano.
El final del Imperio Romano de Occidente
Durante el siglo V la presión de los bárbaros germánicos terminó por desbordar a los ejércitos del Imperio de Occidente, constituidos en esa época casi por puros germanos al servicio de Roma. Una serie de pueblos germánicos se fueron instalando en sus territorios, por la fuerza o con el permiso del emperador. Roma fue asaltada y saqueada dos veces por los bárbaros.
En el año 476 el último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, fue destronado por los bárbaros y sus insignias imperiales enviadas a Constantinopla. El Imperio de Occidente había dejado de existir. Se intentó su resurrección gracias a la obra de Justiniano, Carlomagno y Otón I, pero estos intentos no fueron, a la larga, verdaderamente viables y sólo recogieron los títulos.
En la crisis general de las instituciones políticas y civiles de Roma las únicas que sobrevivieron sólidamente fueron la Iglesia y el Papado. De hecho, los papas de Roma, los obispos y el clero en general tuvieron que asumir, en muchos casos, funciones políticas, generalmente en defensa de la labor de la Iglesia y de las poblaciones romanas en contra del abuso de los bárbaros. De esta forma la Iglesia logró salvar una buena parte de la tradición romana, la que se incorporaría posteriormente a la Civilización Occidental nacida en Europa hacia el siglo IX.
El Imperio Romano de Oriente sobrevivió a las invasiones germánicas y existirá mil años más y jugó un importante papel en la Edad Media al civilizar a los pueblos de Europa Oriental y ser un verdadero escudo que defendió a Europa Occidental de las invasiones asiáticas.
¿Qué fue del pueblo romano? Unos pocos siglos después de la caída del Imperio de Occidente -y hasta el día de hoy- sólo se consideraba “romanos” a los habitantes de Roma y sus alrededores. Después de las invasiones la gran masa de los romanos provinciales(italo-romanos, hispano-romanos, galo-romanos, etc) terminó mezclándose con sus vencedores germánicos, lo que daría origen a las modernas naciones de Europa Occidental. La ciudad de Roma y sus habitantes, bajo la protección de la Iglesia y el Papado, sobrevivieron y jugaron un importante papel en la Edad Media y en los inicios de la Edad Moderna(el Renacimiento). Roma seguirá siendo un centro religioso, político y cultural del mundo cristiano occidental.
El legado cultural de la Roma Antigua
Los legados de la Roma antigua fueron múltiples. Se pueden mencionar los siguientes:
a) El Derecho Romano: Quizás el aporte más importante de la Roma antigua a la cultura fue el Derecho Romano. El Derecho Romano es el conjunto de leyes de los romanos; estaba dividido en Derecho Civil(regulaba las relaciones entre los romanos) y el Derecho de gentes(regulaba las relaciones de Roma con los pueblos no romanos) Los principios fundamentales del Derecho Romano poseen valor universal y se han incorporado a la legislación de todos los pueblos civilizados. Entre estos se pueden destacar los siguientes 1. Las leyes deben ser públicas y escritas. 2. La ley debe proteger a la persona y sus bienes. 3. Las leyes deben considerar los derechos de las mujeres. 4. Una persona acusada debe ser considerada inocente mientras no sea probada su culpabilidad. 5. Personas de distinta posición económica y social pueden contraer legítimo matrimonio. 6. Todos los ciudadanos que forman el estado son iguales ante la ley. Importantes códigos civiles occidentales están basados en el Derecho Romano, tal como el Código Civil de Napoleón, el cual fue adaptado por otras naciones occidentales.
b) El idioma romano(el latín): el latín ha dado origen a las modernas lenguas neolatinas: castellano, francés, italiano, portugués, rumano, etc. Además, el latín sirve para la nomenclatura científica, pues es el medio que sirve para clasificación de los seres vivos.
c)El alfabeto romano. El alfabeto romano, de carácter fonético, está en uso en la mayor parte del mundo, especialmente en el Occidental.
d) La idea del “Imperio”, es decir, un conjunto de pueblos bajo un mismo gobierno. El imperio ha sido la idea fuerza que ha llevado a lo largo de la historia a varias naciones y personajes a imitar a Roma creando sus propios imperios: el imperio de Carlomagno, el Sacro Imperio Romano Germánico de Otón I, el imperio napoleónico, el estado fascista de Benito Mussolini, los imperios español, inglés, francés, alemán, ruso, los EEUU, etc.
e) Arquitectura e ingeniería romana. Los romanos construyeron monumentos y edificaciones hechas para durar, funcionales y de gran tamaño: acueductos, puentes, carreteras, palacios, anfiteatros, basílicas(catedrales), fortalezas, etc. Tales construcciones han sido imitadas en numerosas naciones del mundo. Por ejemplo, en el siglo XVIII el arquitecto romano Joaquín Toesca fue contratado por el rey de España para trabajar en Chile, construyendo el Palacio de la Moneda, edificio en que funciona la actual Presidencia de la República y el Poder Ejecutivo en la ciudad de Santiago; así mismo, construyó la actual Catedral de Santiago en la Plaza de Armas.
f) Roma como centro del cristianismo católico. Por espacio de 2000 años Roma ha sido el centro de la cristiandad católica, pues en ella se encuentra el Papado, importante institución que ha desarrollado una gran labor cultural. La Iglesia copió estructuras administrativas(por ejemplo, las diócesis), tradiciones(por ejemplo, uso del latín, vestuario sacerdotal), un concepto de gobierno jerárquico centrado en el Vaticano, y otras tradicones de origen romano.
La decadencia
A principio del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el Oeste por la presión de los pueblos hunos, procedentes de las estepas asiáticas, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en una región del imperio, donde fundaron reinos independientes. Uno de los más importantes fue el de los francos, el cual fue la base de las modernas nacionalidades de Francia y Alemania, y del cual derivaría a la postre el Sacro Imperio Romano Germánico.
El emperador de Roma ya no controlaba el Imperio, de tal manera que en el año 476, un jefe bárbaro, Odoacro, destituyó a Rómulo Augústulo, un niño de 10 años que fue el último emperador Romano de Occidente y envió las insignias imperiales a Zenón, emperador Romano de Oriente.
Pero el dominio de Odoacro, rey de los hérulos, no duró mucho sobre Roma e Italia, pues el emperador de Oriente, Zenón, autorizó, bajo una teórica soberanía, a un nuevo jefe bárbaro, Teodorico, rey de los ostrogodos, a pasar con su pueblo a Italia a obtener nuevas tierras. Pronto Teodorico se adueñó del poder en Italia al asesinar personalmente a Odoacro en un banquete. Teodorico ejerció como "rey de Italia", y como tal fue reconocido por el emperador de Oriente Anastasio; fijó su capital en Rávena.
Teodorico gobernó sobre ostrogodos y romanos y restauró buena parte de la anterior estructura imperial, conservando la tradición clásica. Mediante una inestable alianza con la aristocracia senatorial romana de Italia y con una entente con la poderosa Iglesia Católica, Teodorico desarrolló su reino rodeándose de cortesanos romanos entre los que destacaron el ilustre filósofo Boecio y el escritor Casiodoro. A la postre, el proyecto político de Teodorico fracasaría debido a la desconfianza de la nobleza romana, las intrigas de la corte bizantina, la cual aspiraba a la reconquista de Italia, y el mutuo rechazo entre la población católica y los ostrogodos arrianos que detentaban el poder militar. El reinado de Teodorico terminaría en medio de violencias que ocasionaron la muerte de importantes ciudadanos romanos, como fue el caso del asesinato de Boecio.
Antigüedad Tardía
Guerra Gótica (535-552):
El exilio y asesinato de la reina ostrogoda Amalasunta, de religión católica, en 535 por órdenes del rey Teodato fue aprovechado por el emperador Justiniano I como excusa para reconquistar Italia. Conocemos muy bien los acontecimientos gracias a la obra Historia de las guerras de Procopio de Cesarea. Las tropas imperiales a las órdenes de Belisario desembarcan en el sur de la península en julio de 536 y entran en Roma el 10 de diciembre del mismo año.
En 537 Belisario es asediado en la ciudad durante un año por el rey godo Vitiges, quien ordena cortar 14 acueductos que suministran agua a la ciudad, mientras que Belisario manda que se tapien sus entradas para evitar que los godos puedan infiltrarse por ellos. No serán reparados sino hasta el siglo XVI. El corte del acueducto de Trajano (Acqua Traiana) afecta los molinos de trigo instalados en las laderas del Janículo, en la orilla derecha del Tíber. Al final Belisario manda expulsar las "bocas inútiles", los hambrientos que piden la rendición o una tregua, quienes no volverán jamás. Este primer asedio godo fracasa.
Desde el verano de 545 hasta finales de 546 Roma vuelve a ser asediada, esta vez por el rey godo Totila, quien entra en la ciudad el 17 de diciembre de 546.
Las fuerzas imperiales vuelven a tomar la ciudad a comienzos 547, aprovechando que estaba custodiada por una guarnición goda muy reducida. En la primavera de 547 el ejército godo intenta recuperarla.
En preparación para un nuevo asedio el comandante de la guarnición imperial manda sembrar trigo en todas las zonas no edificadas, pero cuando los godos vuelven a atacar en 549 logran apoderarse rápidamente de la ciudad.
En el año 552 las fuerzas imperiales la vuelven a recuperar, esta vez de forma definitiva. Era la quinta vez que la ciudad era tomada.
Las guerras góticas fueron un duro golpe para la ciudad: el suministro de agua fue severamente dañado debido a la destrucción de los acueductos; sus aguas se derramaron sin control en la campiña aledaña, lo que contribuyó a la insalubridad de la comarca; el despueble de la ciudad se aceleró; la tradicional institución del Senado, que había representado a Roma por más de mil años, fue suprimida por Justiniano, lo que significó la desaparición de los últimos restos de la tradición cívica de la urbe. La desaparición del Senado occidental significó también la desconección de la ciudad con lo que quedaba de la antigua nobleza latina esparcida por los nuevos reinos germano-romanos; la pertenencia de sus principales miembros a la antigua institución le otorgaba prestigio e influencia política, social y jurídica; la devenida aristocracia senatorial no tuvo más remedio que fundirse con la aristocracia militar germánica para poder sobrevivir. Roma perdió su rango de gran ciudad mediterránea occidental, iniciando su vida medieval a expensas del Imperio Bizantino, primero, y luego del poder pontificio y de la Iglesia después.
Roma bizantina (552-700):
Tras la reconquista bizantina de Italia por Justiniano I durante la prolongada y devastadora Guerra Gótica de 535-552, Roma es una ciudad del Imperio bizantino. Pero no es una capital, ya que la sede de la autoridad imperial representada por el exarca es Rávena (de la misma forma que fue capital del Imperio de Occidente desde el año 402).
La población de la ciudad no sobrepasaba los 40.000 habitantes, cuando hacia el año 400 era de medio millón. Esta considerable disminución en los siglos V y VI lleva aparejada una profunda modificación del reparto de la población intramuros. Los barrios altos (Quirinal, Esquilino, Viminal) quedan sin agua tras el corte de los acueductos en 537 y son abandonados de a poco. La población va concentrándose en el Campo de Marte y en la orilla derecha del Tíber (el Trastevere, o «ultratíber») en torno a la basílica de San Pedro.
El resto de la ciudad queda prácticamente desocupado o en ruinas, con la excepción de las iglesias y los monasterios, separados de hecho de las zonas habitadas. Se abandona el cuidado de los monumentos públicos y los templos de la Antigüedad, que sirven de cantera. Ya la emperatriz Eudoxia, esposa de Valentiniano III (424-455), empleó veinte columnas dóricas de mármol procedentes de un templo pagano para la iglesia de San Pedro ad Vincula que ella misma había mandado a construir y que se consagró en el año 439.
La Pragmática Sanción de 554, mediante la cual Italia era reintegrada al Imperio Romano, ratificaba la situación de facto al otorgar a los obispos el control de diversos aspectos de la vida civil (como la actividad de los jueces civiles) y la administración de las ciudades, poniéndolos a cargo del aprovisionamiento, la anona y los trabajos públicos, al tiempo que quedaban exentos de la autoridad de los funcionarios imperiales. Así, muchas ciudades romanas deben su continuada existencia a ser lugar de residencia de los obispos.
Lombardos (568-774):
Los lombardos invadieron Italia en el año 568 y pronto ocuparon la mayor parte del norte y el Apenino central en torno a Espoleto y Benevento. El Imperio bizantino conservó el dominio de Génova, Rávena, Roma, el Lacio, Nápoles y el sur de la península.
En el año 592 Roma es atacada por el rey lombardo Agilulfo. En vano se espera la ayuda imperial; ni siquiera los soldados griegos de la guarnición reciben su paga. Es el papa Gregorio Magno quien debe negociar con los lombardos, logrando que levanten el asedio a cambio de un tributo anual de 500 libras de oro (probablemente entregadas por la Iglesia de Roma). Así, negocia una tregua y luego un acuerdo para delimitar la Tuscia Romana (la parte del ducado romano situada al norte del Tíber) y la Tuscia propiamente dicha (la futura Toscana), que a partir de ahora será lombarda. Este acuerdo es ratificado en 593 por el exarca de Rávena, representante del Imperio en Italia.
Alta Edad Media
Imperio Carolingio (774-):
En 846 una flota musulmana remonta el Tíber hasta Roma, saqueando la basílica de San Pedro, que se halla fuera de la muralla Aureliana.
Baja Edad Media
Época Moderna y Contemporánea
Bibliografía
- Thierry Dutour, La ciudad medieval: orígenes y triunfo de la Europa urbana, p. 42-47, 82-83, 90. — Paidós, Buenos Aires, 2005. ISBN 950-12-5043-1
- Ricardo Krebs, Breve historia universal, Editorial Universitaria- Chile, Año: 2007
ISBN: 956-11-1902-1