Pitta
Según la medicina aiurvédica hindú, el pittá es la bilis, uno de los tres doshas (‘humores’, sustancias que gobiernan el cuerpo humano), siendo los otros dos kapha y vata. Se corresponde con el elemento fuego.
Etimología
[editar]El término «pittá» proviene del sánscrito pittá. De esta manera se pronuncia también en los idiomas índicos derivados del sánscrito (como el bengalí, el hindí y el urdú). En español se pronuncia a veces píta. Se desconoce su etimología en sánscrito. El término aparece por primera vez en el Átharva-veda (fines del segundo milenio a. C.[1]
Este término sánscrito pittá, es parecido al español, «pituita» (que significa ‘moco’), que proviene del latín pītuiīta (‘moco’), relacionado con el griego ptuo (‘escupir’).[2] El parecido podría indicar que ambos provienen de una palabra antepasada en común,[cita requerida] de los idiomas indoeuropeos (de antes del primer milenio a. C.).
- pittá-āri: ‘enemigo de la bilis’, cualquier cosa antibiliosa, nombre de varias plantas y sustancias vegetales (por ejemplo, parpaṭa y takṣā), según lexicógrafos.
- pittá-drāvin: dispersador de bilis’, el cidro, cidra, poncil o limón francés. Según lexicógrafos.
- pittá-ghna: ‘destructor de bilis’, un antibilioso. Antídoto para las quejas biliosas, según Súshruta (autor de un sistema de medicina; que se decía hijo del sabio Vishwá Mitra y descendiente del dios de la medicina, Dhanwantari; su trabajo, junto con el de Cháraka —antigua autoridad en medicina— es considerado en gran estima; consiste en seis libros).
- pittá-gulma: inflamación del abdomen, que los hindúes creían que causaba el exceso de bilis.
- pittá-han: ‘destructor de bilis’, según Cháraka.
- pittala: abedul cuyo nombre científico es Betula Bhojpatra (cuya corteza se utilizaba para escribir; siendo bhūrja-pattra ‘hoja de abedul’). Los galos la llamaban betú (de donde proviene el latín betula y el español abedul), quizá originado en el indoeuropeo pitá.
- pittala: ‘bronce‘, ‘metal de campana’ (bronce con cobre y estaño); según lexicógrafos.
- pittala: o pittalā: bilioso, que secreta bilis; según Súshruta.
- pittá-śleṣmala: que produce bilis y flema, según Cháraka.
- pittá-upasṛiṣṭa o pittópasṛiṣṭa: que sufre por la bilis; según Iagña Valkia.
- pittá-vaiú: ‘viento de bilis’, flatulencia provocada por el exceso y contaminación de la bilis.
- pittá-vidagdha: quemado o arruinado (por ejemplo, el ojo) por la bilis’, según Súshruta.
Bilis en sangre
[editar]Según los hindúes, la bilis es responsable de cualquier actividad relacionada con la transmisión y transformación de la energía:
- La vista
- El mantenimiento de la temperatura corporal
- La digestión
- Las actividades hormonales
- El color del pelo y de los ojos
- El conocimiento y la precisión del intelecto
El hombre bilioso
[editar]Según el áiur veda, las personas con más porcentaje de bilis en sangre poseen una fuerte personalidad, su piel es rosada y se broncea fácilmente. Tienen el pelo fino, de color castaño o pelirrojo, con tendencia a la aparición prematura de canas. Los ojos son de color gris, ámbar o avellana. Son más intelectuales y su manera de hablar es clara y precisa. Son personas ardientes, enojadizas, críticas y ambiciosas. Los hombres biliosos son buenos líderes, con tendencia a la alopecia.
Los colores correspondientes a la personalidad biliosa son colores frescos y calmantes, tales como el azul, el verde o el púrpura. El sentido predominante de la persona pitta es la vista.
Exceso de bilis
[editar]Demasiada bilis puede conducir a la acidez, las úlceras, la ira, las erupciones y la caída del cabello.
Enlaces externos
[editar]- Pitta Detalles acerca de pitta-dosha y sus manifestaciones en Ayurmed.org
- Ananda.cl (página de Chile).
- Lubrano.com.
- EnBuenasManos.com.
Véase también
[editar]Notas
[editar]- ↑ Según el Sanskrit-English Dictionary (1899) del sanscritólogo británico Monier Monier-Williams (1819-1899).
- ↑ Según AuthorStream.com.
- ↑ Traducido del Sanskrit-English Dictionary (1899).
Referencias
[editar]- Svoboda, Robert (2008). Ayurveda. Fermín Guisado (trad.) (4.ª edición). Barcelona: Kairós. p. 320. ISBN 978-84-7245-329-6.