Llamado a veces el ”Louvre del desierto“, Tsodilo cuenta con una de las mayores concentraciones de arte rupestre del mundo. En una zona de unos 10 km² escasos del desierto de Kalahari se conservan mí¡s de 4.500 pinturas. Este sitio conserva la memoria de las actividades humanas y las mutaciones del medio ambiente de los últimos 100.000 años por lo menos. Las comunidades que viven hoy en día en este medio hostil veneran Tsodilo por considerarlo un lugar de culto habitado por espíritus ancestrales. (UNESCO/BPI)[1]
Situado al noroeste del país, este sitio está formado por una planicie de pantanos permanentes y de praderas inundables estacionalmente. Se trata de un complejo de zonas húmedas prácticamente intacto y de uno de los pocos sistemas de deltas interiores del mundo que carece de desembocadura al mar. Una de las características excepcionales del sitio estriba en que las crecidas anuales tienen lugar en la estación seca, lo cual hace que sus especies vegetales y animales hayan sincronizado su ritmo biológico con las inundaciones y lluvias anuales. El delta del Okavango constituye además un ejemplo, único en su género, de interacción de procesos climáticos, hidrológicos y biológicos, y alberga en su territorio poblaciones de algunos de los grandes mamíferos que mayor peligro de extinción corren actualmente, a saber: rinocerontes blancos y negros, licaones, leopardos y leones. (UNESCO/BPI)[2]
La inscripción en esta lista es la primera etapa para cualquier futura candidatura. Botsuana,[3] cuya lista indicativa fue revisada por última vez el 27 de octubre de 2010, ha presentado los siguientes sitios:
Asentamiento de la Edad del Hierro en la colina Toutswemogala
Las mujeres de la comunidad bakgatla ba kgafela, asentada en el sudeste de Botsuana, practican el arte de fabricación de la terracota utilizando tierra arcillosa, arenisca erosionada, óxido de hierro, boñiga de vaca, agua, yerba y madera, para fabricar recipientes de formas, motivos y estilos diferentes que plasman los rituales y creencias ancestrales de dicha comunidad. Esos recipientes se usan para almacenar cerveza, fermentar harina de sorgo, hacer aguada, cocinar, rendir culto a los antepasados y practicar ritos de curandería tradicionales. Cuando llega el momento de recolectar la tierra, la maestra artesana se sume en la meditación para comunicar con los antepasados, a fin de que éstos la guíen al sitio mejor. Una vez recolectadas la arcilla y la arenisca erosionada, se machacan en un mortero y se criban hasta obtener un polvo que, después de ser mezclado con agua, forma la pasta que se ha de modelar. La labor se ejecuta totalmente a mano, estirando las placas de pasta, modelando los recipientes en forma redonda, cónica u oval desde su base hasta el borde superior, y alisándolos con una paleta de madera. Después de ser decorados, se cuecen en un horno de pozo. Las mujeres transmiten las técnicas artesanales de la terracota a sus hijas y nietas mediante la observación y la práctica. Sin embargo, este arte tradicional corre peligro de extinción debido a la disminución del número de maestras artesanas, los bajos precios de los productos acabados y la intensificación del uso de recipientes de producción de masa. (UNESCO/BPI)