León Viejo es uno de los más antiguos asentamientos coloniales españoles de América. Las ruinas de esta ciudad, que nunca logró desarrollarse, ofrecen un testimonio excepcional de las estructuras económicas y sociales del imperio español en el siglo XVI. El sitio ofrece inmensas posibilidades a las excavaciones arqueológicas. (UNESCO/BPI)[1]
fue construida entre 1747 y principios del siglo XIX con diseños del arquitecto guatemalteco Diego José de Porres Esquivel. Expresa la transición de la arquitectura barroca a la neoclásica y su estilo puede considerarse ecléctico. La catedral se caracteriza por la sobriedad de su decoración interior y la abundancia de luz natural. La bóveda del santuario presenta una ornamentación muy rica. La catedral tiene en su interior obras de arte importantes, incluido un altar flamenco y pinturas de las 14 estaciones del Via Crucis obra del artista nicaragüense Antonio Sarria a finales del siglo XIX y principios del XX. (UNESCO/BPI)[2]
La inscripción en esta lista es la primera etapa para cualquier futura candidatura. Nicaragua,[3] cuya lista indicativa fue revisada por última vez el 22 de julio de 2003, ha presentado los siguientes sitios:
Actualmente Nicaragua tiene dos elementos inscritos en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial, uno de ellos compartido con Belice, Guatemala y Honduras.
Las garifunas proceden del mestizaje de varios grupos originarios de África y del Caribe, cuyos elementos culturales integraron. En el siglo XVIII, se establecieron en la costa atlántica de América Central tras verse obligados a huir de la isla de San Vicente. Hoy día, estas comunidades viven en, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Belice.
La lengua garifuna pertenece a la familia de lenguas arawak y ha sobrevivido a siglos de persecución y dominación lingüística. Poseen una gran riqueza de úragas, relatos que se narraban durante las veladas o las grandes reuniones. Las melodías reúnen elementos africanos y amerindios y los textos constituyen una verdadera reserva de la historia y el saber tradicional de los garifunas sobre el cultivo del manioc, la pesca, la fabricación de canoas y la construcción de casas de barro cocido. Hay también un fuerte componente satírico en las canciones que se cantan al ritmo de los tambores y se acompañan de bailes en los que participan los espectadores.
Estas tradiciones siguen siendo esenciales en la vida de los garifunas. Los encargados de perpetuar las ceremonias, fiestas y tradiciones orales son los ancianos. Pero la transmisión se ve en peligro a causa de las migraciones económicas, la discriminación y la ausencia de la lengua garifuna en el sistema escolar. Esta, aunque es aún hablada por numerosas personas, ya sólo se enseña en un pueblo. (UNESCO/BPI)
Bien inmaterial inscrito en 2008 (originalmente proclamado en 2005).
El Güegüense, una expresión virulenta de protesta contra el dominio colonial, es un drama satírico bien conocido en Nicaragua que se representa cada año el día de la fiesta de San Sebastián, santo patrón de la ciudad de Diriamba, en la provincia nicaragüense de Carazo. El Güegüense es una síntesis de las culturas española e indígena que combina el teatro, la danza y la música. Se considera una de las expresiones más distintivas de la era colonial de América Latina.
Los primeros textos fueron compuestos probablemente a principios del siglo XVIII. La historia gira en torno al encuentro entre las autoridades coloniales españolas y los nativos americanos, representados particularmente por un personaje central, el Güegüense, una figura venerable y respetada en la Nicaragua prehispánica. Este se defiende de las acusaciones lanzadas contra él por las autoridades coloniales gracias a una serie de estratagemas verbales. En lugar de enfrentarse directamente o desafiar a la autoridad, él procura mostrarse siempre cooperativo y conciliador, mientras recurre a artimañas para socavar la autoridad española. Entremezclados en las procesiones de la calle, los espectáculos son representados generalmente por ocho personajes principales acompañados de bailarines y de un conjunto de violines, guitarras y tambores. Los trajes, las máscaras de madera, los sombreros y otros atributos distinguen a los diferentes personajes. La tradición resulta familiar para la mayoría de la población hispanohablante de Nicaragua, debido a que la televisión nacional da una amplia cobertura a la procesión anual de San Sebastián. El personaje es tan popular que los nicaragüenses han acuñado la expresión: “poner cara de Güegüense” para referirse a alguien que aparenta someterse a la autoridad, mientras trabaja sutilmente para socavarla.
A pesar de su popularidad, el Güegüense corre el riesgo de decaer, e incluso de desaparecer, debido a la difícil situación económica del país, a la escasa ayuda a los actores y la falta de interés de los jóvenes nicaragüenses. (UNESCO/BPI)