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Diferencia entre revisiones de «Universidad de Salamanca»

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Revisión del 01:13 6 may 2010

Universidad de Salamanca
Universitas Studii Salamanticensis
Tipo Pública
Fundación 1218
Localización
Dirección Patio de Escuelas nº1
37008 Salamanca
Plantilla:ES-CYL-SA-SAL, EspañaBandera de España España
Coordenadas 40°57′41″N 5°40′2″O / 40.96139, -5.66722
Administración
Rector Prof. Dr. D. Daniel Hernández Ruipérez
Academia
Estudiantes 30.446[1]
Sitio web
www.usal.es

La Universidad de Salamanca es la Universidad más antigua de España y una de las cuatro mas antiguas del mundo abiertas actualmente junto con Bolonia, Oxford y París (hoy La Sorbona); se encuentra emplazada en la ciudad de Salamanca.

El Estudio General, germen de la Universidad, era en su fundación el segundo más antiguo de España, tras el Estudio General de la Palencia (Primera Universidad de España -1208- y una de las más antiguos del mundo) y además fue la primera que obtuvo el título de Universidad, es decir, de validez universal de sus títulos, a través de la bula papal de Alejandro IV en el año 1255.[cita requerida]

Historia

Su origen -como todas las antiguas- fueron las Escuelas catedralicias, cuya existencia puede rastrearse ya en 1130, cuando su maestrescuela asistió a un concilio en Carrión. El primer documento oficial es del rey Alfonso IX de León, en el que concede la categoría de Estudio General a esas Escuelas, debido a la calidad de sus enseñanzas y data del año 1218 fecha que se considera como nacimiento del Studii salmantini (ver VIII Centenario de la Universidad de Salamanca). Este título de Estudio General manifiesta la diversidad de las enseñanzas impartidas, su característica no privada (abierta a todos) y la validez de sus títulos. En estos años hay once cátedras especializadas en: Derecho canónico, Civil, Medicina, Lógica, Gramática y Música. De esta forma el rey pretendía que sus súbditos no fueran al reino de Castilla a estudiar en la Estudio de Palencia, al que Alfonso VIII de Castilla había dado este título en 1208.

Al reunirse el Reino de León en la corona de Fernando III de Castilla, mientras que el Estudio Salmanticense ganaba fama, el Estudio palentino fue perdiendo importancia, por lo que desapareció.

Bajo el reinado de Alfonso X se transformó de Estudio General en Universidad, dándole el rey sus primeras ordenanzas, dotando sus primeras cátedras estables, como la de música, y creando el cargo de bibliotecario, siendo la primera universidad de Europa que toma este nombre y que contaba con biblioteca pública. Además de los reyes, diversos papas favorecieron a la universidad: Alejandro IV confirmó la Universidad en una bula de 1255.

La institución tardó dos siglos en contar con edificios propios donde impartir la docencia. Hasta ese momento, las clases se impartían en el claustro de la Catedral Vieja, en casas alquiladas al cabildo y en la iglesia de San Benito. El primer edificio propiamente universitario fue el Colegio Mayor de San Bartolomé (por lo que era conocido como el Colegio Viejo), fundado por el obispo Diego de Anaya Maldonado, en 1401. El cardenal aragonés Pedro de Luna, que luego sería el Antipapa Benedicto XIII, gran protector de la institución, impulsó la compra de los primeros solares y la construcción del Hospital del Estudio (actual rectorado), las Escuelas Menores y las Escuelas Mayores (conocido a veces como edificio histórico de la universidad) a partir del año 1411 año en que promovió sus primeras constituciones que fueron sustituidas en 1422 por las de Martín V.

Además de en las Escuelas, las enseñanzas se impartían en los Colegios Mayores y Menores o en conventos de las órdenes religiosas. En la España del Siglo de Oro sólo había seis Colegios Mayores: los cuatro de Salamanca: el de San Bartolomé, el de Oviedo, el de Cuenca y el de Santiago, a los que se añadían el de Santa Cruz en Valladolid y el de San Ildefonso en Alcalá. Salamanca contaba además con un sinnúmero de colegios menores y otros centros universitarios de diverso tipo.

Acontecimientos relevantes

Fachada de la Universidad de Salamanca.

El claustro de esta Universidad discutió sobre la viabilidad del proyecto de Cristóbal Colón y las consecuencias que traían sus afirmaciones. Una vez descubierta América, se discutió sobre el derecho de los indígenas a ser reconocidos con plenitud de derechos, algo revolucionario para la época; se analizaron los procesos económicos por primera vez, se desarrolló la ciencia del Derecho y fue un foco humanista, periodo en el que convivieron algunos de sus miembros más brillantes y que se conoció como la escuela de Salamanca. Los integrantes de la Escuela renovaron la teología, sentaron las bases del derecho de gentes moderno, del derecho internacional y de la ciencia económica moderna y participaron activamente en el Concilio de Trento. Matemáticos de esta Escuela estudiaron la reforma del calendario, por encargo del papa Gregorio XIII, y propusieron la solución que se implantó posteriormente. Hacia 1580, llegaban a Salamanca 6.500 estudiantes nuevos cada año, de entre los que se nutría la administración de la monarquía hispánica para hacer funcionar su Estado. (Curiosamente, se tiene la idea de que es un época tenebrosa y retrógada en la historia de España, cuando florecía la ciencia de este modo, sin hablar de las Bellas Artes; la existencia de algunos personajes deplorables parece ser lo más importante de la época.) También tuvo en esa época las que probablemente fueron las primeras alumnas universitarias del mundo: Beatriz Galindo y Lucía de Medrano y ésta, incluso fue la primera mujer que dio clases en la Universidad.

En el siglo XVII se produjo una decadencia, debida principalmente a que los Colegios Mayores pasaron a estar en manos de los hijos de la nobleza, olvidando su origen de enseñar a jóvenes valiosos pobres. Un título por Salamanca o haber sido Colegial, era llave para obtener cargos importantes en la Administración.

Sin embargo, ya en el siglo XVIII, aunque ha tendido a olvidarse, la Universidad de Salamanca constituyó uno de los principales focos de la Ilustración española. En torno a Ramón de Salas y Cortés —profesor de filosofía moral y jurídica— y al ilustre poeta Meléndez Valdés se congregaron personajes notables como el matemático y filósofo Miguel Martel, el bibliotecario de la universidad, traductor, sistematizador y difusor del pensamiento de Jeremy Bentham, Toribio Núñez Sessé, el matemático Juan Justo García o los poetas y políticos Juan Nicasio Gallego y Manuel José Quintana. Muchos de los estudiantes, profesores e intelectuales vinculados a este círculo ilustrado desempeñaron, como por ejemplo Diego Muñoz Torrero, un papel fundamental en las Cortes de Cádiz, la elaboración de la primera constitución española, esto es, la Constitución de 1812 llamada La Pepa, el desarrollo del liberalismo y el pensamiento progresista en España y la introducción de las entonces incipientes ciencias sociales. No fueron ajenos a este renacer los prelados de Salamanca, como Bertrán o Tavira (éste, además catedrático de la Universidad), ambos de ideas ilustradas.[1]

El reinado de Fernando VII de España y la restauración del absolutismo, tras el breve trienio liberal de 1820 a 1823, condujo a la frustración de este renovador y prolongado movimiento intelectual.

Durante la invasión francesa (1808–1813) muchos de los Colegios salmantinos resultaron destruidos (no hubo propiamente una batalla en la ciudad de Salamanca, pero los franceses utilizaron la piedra de los edificios para construir defensas) y las bibliotecas fueron expoliadas de sus mejores fondos. Los libros se recuperaron entre el equipaje del rey José tras la batalla de Vitoria (1813), y una parte de los fondos fueron regalados por Fernando VII a Lord Wellington, como agradecimiento, y otra pasó a formar parte de la Biblioteca del Palacio Real. Estos últimos fueron recuperados para la Biblioteca de la Universidad en 1954.

En 1953 la Universidad celebra el VII Centenario del edicto de Alfonso X que le dio el título de Universidad, la primera de Europa que lo ostentó oficialmente, época que coincide con un renacimiento de la misma con un grupo de profesores notables, entre los que se cuentan el rector, Tovar y Ramos Loscertales, Galán, Arce, Zamora Vicente, Nogareda, Maluquer, Ruipérez, Artola, Cuesta, Granjel, García Blanco y muchos otros.

En 1986 la Universidad de Salamanca, junto con la de Coimbra, recibió el Premio Príncipe de Asturias de cooperación internacional.

Escuelas Mayores

El edificio más emblemático de la Universidad es el conocido como Escuelas Mayores, que se comenzó a construir en 1411. La fachada es el elemento más conocido: está dividida en tres cuerpos. El primero contiene el medallón de los Reyes Católicos que empuñan el mismo cetro, y sobre sus cabezas el yugo de Fernando y las flechas de Isabel. El segundo cuerpo contiene en el centro el escudo de Carlos V, rematado con un globo y una cruz sobre una espectacular corona; a la derecha el águila de San Juan y de los Reyes Católicos, a la izquierda el águila bicéfala del Imperio. En el tercer cuerpo hay una capillita donde se halla Papa Benedicto XIII que exhorta los clérigos. La construcción fue dedicada a los Reyes Fernando e Isabel en 1534, muchos años después su muerte.

Personajes

Por esta Universidad han pasado en calidad de alumnos o profesores:

los ilustrados dieciochescos ya citados, y, tras el ensombrecimiento decimonónico:

Entre otros muchos alumnos y profesores.

Tradiciones

Patio de Escuelas de la Universidad.

La Universidad de Salamanca, concebida según las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio como «ayuntamiento de maestros y alumnos», se organizó, conforme al espíritu medieval, a modo de corporación autogestionada, independiente de la ciudad y del cabildo catedralicio, participativa y celosa de sus privilegios. Disponía de sus propias reglas y hasta de sus propias instituciones penales. El rector podía ser (hasta finales del siglo XVIII) un estudiante elegido por los miembros de la corporación, si bien la concesión de los grados académicos correspondía a autoridades como el maestrescuela o el canciller. Las cátedras se asignaban por cooptación, mediante oposiciones públicas acompañadas a veces de asambleas tumultuarias no exentas de aplausos, abucheos y reyertas, como las descritas por Diego de Torres Villarroel.

Los ingresos de la Universidad provenían en gran parte de las rentas de la diócesis, por lo que los obispos ambiciosos duraban poco en ella pidiendo el traslado a diócesis con mejores rentas. Ello llevó a que muchos de los obispos de Salamanca fueran gente muy preparada intelectualmente e interesados en la Universidad, siendo a menudo, además, catedráticos y hasta rectores de la misma.

Los estudiantes acudían a las clases con un traje talar y un birrete (uniforme procedente de los antecedentes como escuela diocesana). Cuando obtenían la licenciatura se ponían un borlón encima del birrete, del color de la facultad en la que habían obtenido el título (azul para ciencias, encarnado para leyes, amarillo para medicina...). Si se licenciaban por más de una facultad, en el borlón se mezclaban los colores correspondientes. Al doctorarse añadían al birrete unos flecos del color de la facultad donde se doctoraban. Los profesores llevaban además la muceta, especie de capilla corta, también de color. Este atuendo ha sido copiado actualmente por el resto de las Universidades de España, aunque sin demasiado rigor en cuanto al sentido de cada uno de los símbolos y de los colores.

Mientras estudiaban, los colegiales llevaban una banda de paño con el color y el escudo del colegio mayor o menor al que pertenecían. Se llama la beca. No todos los estudiantes eran colegiales: muchos se adscribían a conventos y otros vivían en casas particulares, a veces en régimen de pupilaje. Los estudiantes pobres se alimentaban a menudo de la sopa boba, que daban en los conventos: era una sopa alimenticia, pero sin sabor gustoso, de ahí el nombre. Se distinguían porque llevaban en el frente del bicornio una cuchara, y les llamaban «sopistas». Los Colegios Mayores, fundados inicialmente para acoger estudiantes con escasos medios económicos, terminaron por convertirse en reductos oligárquicos que, incluso, llegaron a establecer estatutos de limpieza de sangre. Entonces a su vera se construyeron hospederías para los pobres. Los estudiantes que no pertenecían a los colegios fueron denominados «manteístas».

Uno de los muchos modelos del Víctor del Doctorado, que se pueden apreciar en las fachadas de Salamanca.

En una Universidad, la culminación de los estudios es la obtención del título de doctor, al que en buena parte de la historia del estudio salmantino (desde el siglo XVII) muy pocos optaban a causa de lo oneroso de la celebración, conformándose con el grado de Bachiller, Licenciado o Maestro. En Salamanca, el doctorando velaba los libros durante una noche en la capilla de Santa Bárbara del claustro de la catedral vieja, preparando su defensa. A la mañana siguiente entraba el tribunal, así como cualquier otro doctor que quisiera intervenir, y se sentaba en los bancos de alrededor. Las discusiones eran enconadas, pues se trataba de poner en aprietos al doctorando.

Obtenido el doctorado, empezaba la costosísima celebración. El doctorando (que en algunas épocas venía obligado a invitar al claustro a un pantagruélico banquete y a patrocinar festejos públicos que a veces incluían corridas de toros) regalaba unos pastelillos a los miembros del tribunal y sus compañeros pintaban un vitor, como el de la figura, en cualquier fachada en la que encontrasen un hueco (del mismo modo que ahora se pintan los grafitti). Cuando el doctorado era de ciencias, el pigmento utilizado era sangre de toro, cuando era de letras, pigmentos vegetales, pero siempre de color encarnado.

Este símbolo fue utilizado políticamente durante el franquismo, pues desde la Ley Moyano de 1857, hasta 1953, la única Universidad que expedía títulos de doctor era la Central (la de Madrid) y, por lo tanto, al llegar la guerra civil llevaba 80 años en desuso. A partir de 1954 volvió a utilizarse para los doctores, aunque de tamaño reducido y en sitios muy delimitados.

En la actualidad, una de las ceremonias más llamativas, recuperada tras la celebración del VII Centenario, es la investidura de nuevos doctores que tiene lugar en la festividad de Santo Tomás de Aquino. En ella, como cuando tienen lugar otros actos académicos solemnes, se forma un vistoso cortejo de profesores y autoridades universitarias que ingresan en el Paraninfo tras un breve recorrido a lo largo del claustro de las Escuelas Mayores. El cortejo va precedido de maceros y chirimías con los profesores de las diferentes facultades alineados en dos filas y vestidos con el traje académico compuesto, desde la homogeneización del XIX, de toga negra con puñetas, de muceta del color de las respectivas Facultades y birrete con un borlón del color de la facultad donde había obtenido la licenciatura y flecos del color de la facultad donde se le doctora; si tienen más de una licenciatura, los colores se mezclan en el borlón y lo mismo pasa con los que tienen más de un doctorado, incluso los doctorados Honoris Causa, que se mezclan los colores en los flecos; el traje académico del Rector, que, con su vara simbólica de autoridad, cierra el cortejo, es completamente negro. En épocas pasadas, los estudiantes, que no tenían título, llevaban túnica sin muceta y el birrete sin borlón ni flecos; los licenciados, no doctores, no llevaban flecos en el birrete.
Se sigue un riguroso orden el en cortejo: primero las Escuelas Universitarias, después las Facultades; las Facultades de fundación más reciente preceden a las más antiguas. Así, Ciencias Ambientales y Traducción, tras las Escuelas Universitarias, son las primeras en el cortejo. Las siguen Ciencias Sociales, Economía y Empresa, Bellas Artes, Psicología, Farmacia, Medicina, Derecho, las Facultades de Ciencias y las Facultades de Letras, que anteceden a los Vicerrectores y Rector. Todas las ceremonias Universitarias son presididas por el Rector, que no ha de ceder la presidencia a nadie, excepto al Rey de España. Se dice que los doctores del estudio salmanticense tenían el privilegio de permanecer sentados y cubiertos en presencia del Rey, como los Grandes de España.

Los colores eran: azul celeste para Letras, azul turquí para Ciencias, rojo para Derecho, amarillo para Medicina y púrpura para Teología (posteriormente se han añadido: morado para Farmacia, naranja para Ciencias Sociales y Económicas, verde para Ciencias Ambientales, castaño para Ingeniería, rosa para Psicología y blanco para Bellas Artes). Los Estatutos de la Universidad de Salamanca estipulan que el traje académico de la Universidad "será el tradicional"; con ello se alude a la túnica y capa características anteriores a la homogeneización de los trajes académicos españoles con la adopción de la toga jurídica. No obstante, se permite el uso de esta última, que es la que se emplea generalmente. El traje académico de los doctores se completa bien con la medalla simplemente doctoral, bien con la profesoral, los guantes blancos y la pajarita blanca. Se admite que, sobre las puñetas, la toga incorpore vivos del color de la Facultad, si bien ello no forma parte de la tradición salmanticense. En los cortejos académicos de la Universidad de Salamanca prevalece, entre los miembros del claustro, el color de la Facultad en las mucetas sobre el del doctorado propio.

Centros y Facultades

Dentro de la Universidad, las facultades son los centros encargados de la gestión administrativa y de la organización de las enseñanzas universitarias conducentes a la obtención de títulos académicos.

Actualmente, la Universidad de Salamanca está constituida por 16 Facultades, 3 Escuelas Técnicas Superiores, 3 Escuelas Universitarias:

Bibliografía

Véase también

Notas

Enlaces externos