Ir al contenido

Teresa Longás Pascual

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Teresa Longás Pascual
Información personal
Nacimiento c. 20 de abril de 1668 Ver y modificar los datos en Wikidata
Borja (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 11 de junio de 1731 Ver y modificar los datos en Wikidata (63 años)
Borja (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Religión Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Monja y organista Ver y modificar los datos en Wikidata
Seudónimo La Longasa Ver y modificar los datos en Wikidata
Orden religiosa Orden de Santa Clara Ver y modificar los datos en Wikidata

Sor María Teresa Longás Pascual (Borja, baut. 20 de abril de 1668 - Borja, 11 de junio de 1731) fue una monja clarisa y organista, que fue juzgada por la Inquisición por las visiones místicas que solía tener.[1][2]

Biografía

[editar]

María Teresa Longás Pascual nació en Borja, actualmente en la provincia de Zaragoza, el 20 de abril de 1668, hija mayor del doctor Tomás Longás y de Ana María Pascual, que después tuvieron otros ocho hijos, de los que solo sobrevivieron cinco.[2]​ Su padre, Tomás, era médico conducido de Borja.[3]​ Todos los hermanos tuvieron puestos de importancia; Pedro fue racionero de mensa de La Seo de Zaragoza; Tomás también era médico y fue catedrático de Anatomía de la Universidad de Valencia, protomédico del Reino de Aragón, médico de Cámara de Juan José de Austria y posteriormente médico titular de la Catedral de Tarazona; Ana María también fue monja clarisa; José fue racionero de la Colegiata de Borja; y Juan fue jurisperito y abogado de los Reales Consejos en Zaragoza.[2]​ También estuvo emparentada con la saga de organistas Bartolomé Longás, Lucas Pujol y Juan de San Agustín.[4]

Según un relato de la misma Teresa Longás, de bebé la trasladaron a Tarazona con su tío Lucas Pujol, organista de la catedral, donde aprendió a leer y escribir, y a tocar el órgano. El 29 de octubre de 1679, con once años y medio ingresó en el convento de Santa Clara de Borja como organista. Debido a su corta edad no profesó hasta el 23 de abril de 1648.[2]

Acusaciones

[editar]

Hacia finales de la década de 1690 el convento de Santa Clara se halla dividido en dos facciones irreconciliables y en 1697 ya no era posible elegir a la sucesora de sor Ana María Gil en el cargo de abadesa. Una de las facciones estaba liderada por sor María Teresa, de cuyo lado estaban, entre otras, sor Mariana y sor Teresa Sallent, ambas poetas y escritoras de cierta calidad. Sor María Teresa llevaba algún tiempo realizando gestos y acciones impulsando una religiosidad extrema, aleccionada por su confesor, fray Manuel del Val. Acciones como el uso de un viejo hábito y un velo hasta el pecho, contraviniendo la uniformidad de las monjas fijado en las reglas, su limitado contacto con las otras hermanas, alimentarse exclusivamente de agua y unas pocas hierbas, mantenerse en ayuno durante meses o no asistir a los actos de la comunidad, aunque algunas de sus detractoras negasen posteriormente que parte de estas acciones se hubiesen producido. Entre los rumores que se discutían, se decía que «había muerto y resucitado, momento en el que se desposó místicamente con el Niño Jesús y mudado su nombre por el de María Teresa de Jesús».[2]

A instancias de su padre, preocupado por la salud de su hija, el ministro provincial, fray José Pérez López de Mara, fue a visitar a sor María Teresa. La visita se produjo en marzo de 1697 y el ministro quedó tan impresionado con sor María Teresa que el 20 de octubre de ese año la nombró abadesa. Según rumores que circulaban entre las monjas, el ministro habría aplicado un paño blanco sobre una de las llagas que sor María Teresa tenía en el pecho, que al instante «se encendió del fuego del amor de Dios».[2]

El 27 de noviembre de 1700, sor Isabel Villanova denunciaba al Santo Oficio a María Teresa Longás, en ese momento vicaria del convento.[5]​ Entre las acciones de las que sor Isabel acusa a sor María Teresa está su relación con su confesor y director espiritual, fray Manuel del Val. Al parecer el fraile entraba y salía a cualquier hora de la clausura y desde entonces sor María Teresa había dejado de acudir a los actos de comunidad con regularidad y puntualidad, con la excusa de confesarse. La monja y su confesor eran vistos a menudo riéndose, compartiendo bebidas, acariciándose o pasándose tabaco, acciones que se intensificaron tras ser nombrada abadesa.[2]

En contraste, su fama de virtud se extendió fuera del convento y numerosos borjanos acudían a que bendijese sus rosarios. Fray Manuel del Val había difundido la noticia de que Sor María Teresa era conducida al cielo todos los días festivos o de que iba acompañada de almas atormentadas y condenadas. Afirmaciones que también extendían otras monjas o seculares de la ciudad, como el hermano, José Longás, racionero de la colegiata. Pero ningún acto impresionó tanto a la comunidad como la aparición del alma de sor Josefa Nabusia, vicaria y lideresa de la facción que se oponía a sor Teresa, fallecida el 31 de julio de 1700. Sor María Teresa aseguraba que el alma de la vicaria se había condenada y a los ocho días comenzaron a oírse «unos grandes y espantosos ruidos que atemoriçaron mucho a las religiosas». Sor María Teresa luego afirmó que se le había aparecido el alma de la fallecida «en una tribuna que se havía hecho sobre el choro bajo», lo que generó tal histeria colectiva que fue necesario conjurar el convento durante nueve días, ya que, en palabras de sor Isabel Villanova, «no podíamos vibir de orror».[2]

El proceso inquisitorial

[editar]

El Santo Oficio puso en marcha un proceso, en vista de la gravedad de las acusaciones, y el comisario de la ciudad, el canónigo Crisóstomo Mañas, comenzó a tomar declaraciones. Siete días después enviaba sus primeras impresiones a Zaragoza: durante el revuelo formado en el convento habían robado 840 escudos, de lo que el canónigo sospechaba a la monja y al franciscano. Después saldría a colación que cuando sor María Teresa y fray Manuel del Val comenzaron a relacionarse, ella tenía dieciocho años, «era y de presente es la de mejor parecer que ay en dicho convento», y él tenía veintiocho. Mañas continuó tomando las declaraciones siguiendo las instrucciones del Santo Oficio y en presencia del notario y canónigo doctoral de la colegiata, Tomás Gallego. Tuvieron que declarar 101 personas en 1701, 5 en 1702 y otras 5 en 1705, lo que da una idea de lo complejo del proceso y de que no fue posible realizar las diligencias con la brevedad y el secreto que hubiese sido deseable. En su mayoría se trataba de testigos las clarisas y los franciscanos, pero también los hubo de las otras órdenes presentes en Borja y de laicos, desde infanzones a carpinteros o albañiles.[2]

En consecuencia se produjo una profunda división en la sociedad borjana, dejando ver las alianzas estratégicas de poder que se desplegaron. Aquellos que no creían en la virtud de sor María Teresa confirmaron las acusaciones de sor Isabel Villanova, ampliándolas con novedades o precisiones. Al parecer fray Manuel del Val había insinuado que el ministro provincial aprobaba el comportamiento de sor María Teresa. Entre aquellos que defendían y difundían la fama de santidad de la clarisa estaban su hermano, José Longás, racionero de la colegiata; su tío materno, Manuel Pascual, monje del monasterio de Veruela; su padre, el doctor Tomás Longás; el padre, el doctor Tomás Longás; naturalmente fray Manuel del Val; y la hermana, sor Ana María Longás.[2]

Referencias

[editar]
  1. Gracia Rivas, Manuel. «Longás Pascual, Sor Teresa (1668-1731)». Diccionario Biográfico de personas relacionadas con los 24 municipios del antiguo Partido Judicial de Borja III. Centro de Estudios Borjanos Institución «Fernando el Católico». p. 110-111. ISBN 978-84-7820-995-8. Consultado el 30 de julio de 2022. 
  2. a b c d e f g h i j Aguilera Hernández (2021). «Olvido y silencio para una monja heterodoxa: sor María Teresa de Jesús Longás y su proceso inquisitorial (1700-1710)». "Hortus Conclusus": el monacato femenino en el mundo ibérico. Centro de Estudios Borjanos de la Institución “Fernando el Católico”. pp. 157-188. Consultado el 9 de septiembre de 2024. 
  3. Gracia Rivas, Manuel. «Longás, Tomás (1620-1690)». Diccionario Biográfico de personas relacionadas con los 24 municipios del antiguo Partido Judicial de Borja I. Centro de Estudios Borjanos Institución «Fernando el Católico». pp. 613-614. ISBN 84-933153-5-4. Consultado el 8 de septiembre de 2024. 
  4. Vicente, Alfonso de (28 de abril de 2017). «El organista fray Juan de San Agustín (Mallén 1651 - Valencia 1718) y su obra vocal». En García Rivas, Manuel, ed. Cuadernos de estudios borjanos (Borja: Centro de Estudios Borjanos Institución «Fernando el Católico») LX: 101 ss. ISSN 0210-8224. Consultado el 8 de septiembre de 2024. 
  5. «Carta sin firma de una monja denunciando el comportamiento de sor Teresa Longás y fray Manuel de Bal en el convento de Santa Clara». (texto paleográfico y análisis). CODEA+ 2022 - Corpus de Documentos Españoles Anteriores a 1900 (Grupo de Investigación de Textos para la Historia del Español). 8 de enero de 1701. CODEA-2520. Consultado el 22 de septiembre de 2024. 

Enlaces externos

[editar]