Venus en la ficción
Venus en la ficción ha sido mencionada desde el siglo XIX, sus impenetrables nubes han permitido a los escritores de ciencia ficción especular sobre las condiciones de vida en la superficie del planeta.
Historia
[editar]El planeta Venus se encuentra nás cerca del Sol que la Tierra, Venus ha sido descrito a menudo como un planeta caliente pero habitable, los escritores imaginaron como serían sus habitantes, los venusianos.
El género venusiano alcanzó su apogeo entre los años 1930 y 1950, desde entonces, este planeta ha sido explorado y ahora sabemos que allí no es posible ninguna forma de vida, al menos en la superficie, aunque algunos investigadores piensan en una posible forma de vida bacteriana bajo la superficie o en las nubes, donde la temperatura y la presión son más favorables para la vida, sin embargo, Venus en la ficción sigue fascinando igualmente a autores y lectores.
El planeta Venus aparece en obras de ficción a partir del siglo XIX y es escenario de numerosas historias de ciencia ficción. Su proximidad a la Tierra y su superficie perpetuamente cubierta de espesas nubes hicieron que los escritores, especialmente a partir de los años 1920, lo imaginaran a menudo como un planeta húmedo pero habitable para los humanos, hasta que en los años 1960, la exploración mediante sondas espaciales reveló que en realidad era un planeta muy caluroso e inhóspito.
En consecuencia, la mayoría de las obras escritas hasta las primeras dos décadas del siglo XX, lo presentan como un planeta lluvioso y con un clima tropical, si no completamente oceánico.
Según la hipótesis nebular de Laplace sobre la formación del Sistema solar, los planetas más exteriores fueron los primeros en formarse, también por esta razón, en la ciencia ficción Venus se presentaba a menudo como un planeta más joven que la Tierra, contando con una fauna y una flora similares a las existentes durante el periodo del Mesozoico terrestre.
En 1915, el químico y físico Svante August Arrhenius, afirmaba que las nubes que envolvían a Venus, eran nubes de agua, decretó en "Stjärnornas Öden" ("El destino de las estrellas"), que una gran parte de la superficie de Venus, estaba cubierta por pantanos, y comparó la humedad de Venus con los bosques tropicales del Congo. El planeta se convirtió así, hasta principios de los años sesenta, en un lugar donde los escritores de ciencia ficción podían ambientar todo tipo de formas de vida inusuales, desde dinosaurios hasta inteligentes plantas carnívoras, con frecuentes analogías con la Tierra del período Carbonífero.
Aunque tales descripciones habían sido vistas con escepticismo por los científicos incluso en épocas anteriores, en 1922, Charles E. St. John y Seth B. Nicholson, al no haber podido determinar pistas espectroscópicas de oxígeno o agua en la atmósfera de Venus, propusieron que Venus era un planeta desértico, polvoriento y azotado por el viento. Sin embargo, las ideas más optimistas sobre Venus no quedaron definitivamente refutadas hasta que se enviaron las primeras sondas espaciales al planeta.
Los datos del Mariner 2 (diciembre de 1962) y la radioastronomía del mismo período apuntaban a un Venus caliente y seco, pero en 1964, los científicos soviéticos todavía estaban diseñando sondas para Venus, con la capacidad de amerizar en una superficie de agua líquida.
Cuando las sondas espaciales Venera 4 y Mariner 5, llegaron a Venus (18 y 19 de octubre de 1967), confirmaron que Venus era un planeta extremadamente caluroso, un mundo completamente inhóspito, sus nubes son de ácido sulfúrico, la atmósfera está compuesta principalmente de dióxido de carbono, la presión atmosférica es 92 veces mayor que en la Tierra y la temperatura en la superficie es tan alta que puede derretir el plomo. Las historias que representaban un planeta húmedo y tropical se desvanecieron en ese momento, con la excepción de algunas historias nostálgicas. Las historias ambientadas en Venus se pueden dividir entre las que reflejan la antigua visión del planeta, y las científicamente más precisas, escritas a partir de mediados de los años sesenta del siglo XX.
A medida que avanzaba el conocimiento científico sobre el planeta Venus, los autores de ciencia ficción intentaron seguir el ritmo, en particular especulando sobre los intentos humanos de terraformar Venus. Arthur C. Clarke, en su novela 3001: Final Odyssey, propuso bajar la temperatura del planeta para terraformar Venus. Un planeta Venus terraformado, se utiliza como escenario de un gran número de obras de ciencia ficción diferentes.
La Serie de Venus, es una serie de cinco novelas de aventuras ambientadas en el planeta Venus y escritas por Edgar Rice Burroughs.
El género venusiano basado en la idea de un planeta Venus habitado, parece ahora abandonado, siguiendo el avance del conocimiento científico sobre Venus, los autores de ciencia ficción han modificado los temas, algunos autores imaginan los intentos humanos para terraformar y colonizar Venus, construyendo ciudades flotantes en la densa atmósfera del planeta.[1]
Bibliografía
[editar]- Steven J. Dick. Life on Other Worlds: The 20th Century Extraterrestrial Life Debate. Cambridge University Press (2001) ISBN 0-521-79912-0
- Seed, David (2005). A Companion to Science Fiction (en inglés). Wiley-Blackwell. ISBN 978-1-4051-1218-5.
Véase también
[editar]Referencias
[editar]- ↑ «Vénus pourrait abriter la vie». futura-sciences.com (en francés). 4 de abril de 2018.